Esta absurda polarización entre correísmo y anticorreísmo ha hecho que la clase política le dé la espalda a las necesidades de la gente, agregó Wilson Merino.
Wilson Merino, concejal de Quito y líder del movimiento Imparables, resaltó que el asesinato del alcalde de Manta, Agustín Intriago, dejó una sensación de miedo en el país, sobre todo en los funcionarios públicos cuyo trabajo es de territorio.
“Si uno de los alcaldes de las principales ciudades del Ecuador no estaba seguro pese a la escolta policial, imagínate la fragilidad de los funcionarios públicos que están en territorio”, enfatizó.
El concejal indicó que su despacho está integrado por mujeres jóvenes que están todo el tiempo en los barrios, cerca de la gente y en territorio, por lo que el asesinato a Intriago ha dejado un sentimiento de inseguridad.
“Tenemos que enfrentar ese temor con entereza (…) hay que enfrentar el dolor e indignación y transformarlo en otra cosa”, agregó.
A criterio de Wilson Merino, la absurda polarización entre correísmo y anticorreísmo ha hecho que la clase política le dé la espalda a las necesidades de la gente, de ahí que subrayó la necesidad de trabajar en la articulación de todos los actores como son los públicos, privados y sociedad en general, para devolver la paz a la población.
“El momento histórico del país amerita una clase política que este a la altura de este momento”, puntualizó.
En ese contexto, el concejal señaló que desde el movimiento Imparables se decidió apoyar al binomio de Luisa González y Andrés Arauz, pues más allá de las diferencias que puedan existir con la Revolución Ciudadana, se debe apostar por una propuesta de Gobierno que dé respuestas a las necesidades urgentes del país.
Wilson Merino destacó que la prioridad de trabajo debe ser el pan y la seguridad, es decir el empleo y la paz para que las familias puedan llevar comida a sus casas, sin miedo de que algo pueda ocurrirles.
“Sin seguridad para las familias hasta el pan que se compra en la casa sabe amargo”, aseveró.
El concejal reiteró que la coyuntura actual amerita un acuerdo nacional entre los gobiernos seccionales, provinciales, el próximo Gobierno nacional, la academia, el sector privado y los organismos internacionales, a fin de responder a estos temas que se han salido de las manos del Estado.