Editorial de Radio Pichincha
Lo ocurrido con el sistema telemático para las elecciones de este 20 de agosto no sorprende, pero también es un hecho que mancha este proceso democrático. Las organizaciones políticas y las asociaciones lo advirtieron desde el principio, pero no hubo pruebas, menos aún garantías del Consejo Nacional Electoral.
En otras palabras, subestimaron el tema, lo dejaron como un asunto secundario y llegado el día se cumplió con el pronóstico: EL SISTEMA FALLÓ.
Normalmente decir “el sistema falló” significa que las máquinas fallaron, que la magia o brujería del internet falla. O sea, que no hay falla humana y por lo tanto no hay responsabilidad personal y tampoco institucional. Es muy fácil atribuirle al “sistema” un error que impide el ejercicio de un derecho democrático.
Pero ese error del “sistema” empezó desde el momento en que, como lo denunciaron los migrantes, los consulados, bajo control del gobierno de don Guillermo, no atendieron, menos promovieron la inscripción en ciudades y países donde hay grandes distancias y una ciudadanía que no está acostumbrada al uso del “sistema”.
A don Guillermo nunca le interesó la migración, sus problemas y demandas. Por supuesto, ahora se ha producido el segundo éxodo migratorio. El primero también ocurrió cuando formaba parte del gobierno de Jamil Mahuad. Nunca se ha hecho cargo de este tema, como de otros, por supuesto.
¿Y ahora qué hará el CNE? ¿Dejará que un derecho quede conculcado? ¿De repetir las elecciones cómo va a garantizar una presencia o voto telemático con las facilidades que, por ejemplo, un banco da a sus clientes para sacar plata de un cajero o para hacer una transferencia? ¿No son los banqueros, incluido don Guillermo, los más orgullos de la atención al cliente cuando se trata de plata?
Por ahora, en pleno siglo XXI, cuando todo parece más fácil, el “sistema” falló y con ello fallaron las autoridades electorales, los consulados y todo el aparato mediático que ha silenciado este tema, porque quizá no les convenía que ese electorado se inclinara a favor de un movimiento político, que en la práctica ha sido el único que ha reivindicado los derechos fundamentales de nuestros migrantes. PUNTO