El 24 de mayo de 2021 entregó la banda presidencial y se fue: con sus teorías de átomos, su arroz con huevo, su monito emprendedor y un sin número de desatinos que quebraban, de a poco, la esperanza de un mejor país.
Punto Noticias. Los primeros cuatro meses del 2021 cerraron uno de los gobiernos con la más baja credibilidad, en medio de acusaciones por delitos de lesa humanidad. El desastre morenista terminó el 24 de mayo de este año. Sus últimos cuatro meses resumen a la perfección los cuatro años de su periodo: indolencia, crisis y una insistente necesidad de culpar a todos de los problemas de su gestión.
Ese, sin duda, fue el sentir de Moreno hacia los ecuatorianos durante los 1.460 días que estuvo en el poder. Su legado: el desmantelamiento de la institucionalidad del país y una de las más violentas represiones a la protesta social.
Con su slogan de optimización del Estado recortó millones en salud, educación, dejó en cero el presupuesto para prevenir el embarazo adolescente, no estuvo ni cerca de cumplir con su promesa de crear 250 mil empleos al año, tampoco del número de viviendas que dijo que iba a construir.
En su fracasado intento por mitigar los efectos de la pandemia del COVID-19, pasaron cinco ministros. Catalina Andramuño renunció un mes después de anunciar el primer contagio en marzo de 2020, luego vino Juan Carlos Zevallos y cuando llegó la etapa de vacunación, anunciada para enero de este año, los profesionales de la salud serían los primeros en recibir la dosis, pero fue una larga lista VIP que tuvo el privilegio de acceder a una vacuna. La primera, su madre, un radiodifusor y un dirigente deportivo. También hubo tiktokers, chefs, entre otros.
Renunció, viajó a Miami y la Fiscalía, tarde como en todos los procesos en contra de los funcionarios del Gobierno de Moreno, realizó allanamientos e inició una investigación por presunto peculado que aún reposa en un cajón. Hubo otros nombres de periodistas, expresidentes y otros actores políticos que recibieron la vacuna sin formar parte del grupo prioritario.
Con el paso de los días los casos de corrupción por las vacunas se agudizaron y el tercer ministro Rodolfo Farfán estuvo apenas 21 días en el cargo cuando las autoridades y la ciudadanía exigían la lista de vacunados VIP. No la entrego, por supuesto. En su reemplazo, Mauro Falconí asumió el cargo y fue él quien reveló que nunca hubo un proceso de vacunación ni una planificación para ello. Moreno le pidió la renuncia y designó a Camilo Salinas quien terminó el periodo.
Por las vacunas VIP, la contraloría realizó un examen especial que determina varias irregularidades en el proceso de vacunación en la Fase 0, destinado para personal médico y adultos mayores de centro gerontológicos. Por ejemplo, nueve personas que viven en el Edificio Rivera del Río Señor Suites y otras nueve que trabajan en ese lugar accedieron a la vacunación completa. 18 personas que no son profesionales de la salud también fueron vacunados. En total, 67 personas recibieron las dosis aunque no formaban parte de este primer grupo. Este número es solo de la información a la que pudo acceder la Contraloría. Aún hay otro número de personas que se saltaron la fila.
Así como en salud y en lo económico, la crisis también se vivía a la interna de la “mesa chica” de Moreno en sus últimos meses de Gobierno. La primera en dejar el barco en noviembre de 2020, tras ser censurada y destituida en un juicio político, fue María Paula Romo, una de las figuras políticas más fuertes del Gobierno morenista y la responsable de la represión de octubre de 2019 que dejó más de 8 fallecidos y miles de heridos. En su reemplazo estuvo el exministro Patricio Carrillo, quien renunció a los pocos días de lo que sería el inicio de una serie de masacres en las cárceles del país. Se fue sin dar respuesta sobre lo que ocurría en el sistema penitenciario.
En esos últimos meses también renunció Juan Sebastián Roldán, otro actor cercano a Moreno durante su Gobierno; así como el Canciller Luis Gallegos y la secretaria de Comunicación Caridad Vela. La inestabilidad del Gabinete de los últimos meses fue la tónica en su gobierno y qué se puede esperar si tuvo cuatro vicepresidentes.
Terminó su periodo y en su contra tiene una denuncia por supuesto delito de lesa humanidad por la violenta respuesta del Estado en las protestas de octubre de 2019. El pasado 17 de agosto comunicó a la Asamblea Nacional su salida del país por un tiempo aproximado de tres meses por motivos personales y académicos.
Aún no ha vuelto y la Asamblea Nacional, en su intento por presionar su regreso, aprobó una resolución que establece el vencimiento del plazo para ausentarse del país. Sin embargo, Lenín Moreno, en un escueto comunicado, les contestó, sin mencionar fechas, que se extenderá su permanencia en el exterior porque fue invitado por el Secretario General de la OEA, Luis Almagro, a colaborar como Comisionado para Asuntos de Discapacidad. En pocas, que no lo molesten, que no va a regresar.
Sin pena ni gloria, como dice el refrán, terminó la era morenista el 24 de mayo de 2021. Entregó la banda presidencial y se fue: con sus teorías de átomos, su arroz con huevo, su monito emprendedor y un sin número de desatinos que quebraban, de a poco, la esperanza de un mejor país.