Editorial de Radio Pichincha
No cabe duda de que hemos entrado en un proceso de enajenación social o nos han inoculado un virus de adormecimiento. Sino ¿cómo se entiende que tengamos las peores cifras sociales y tengamos que aplaudir porque nuestro Primer Mandatario tiene un elevado número de popularidad y una esposa que se regocija de su influencia en las redes sociales?
Por supuesto que un tema de esta dimensión exige una investigación más profunda, pero, lamentablemente, vemos que la academia se queda corta, los científicos sociales tienen que correr detrás de las tendencias digitales y no profundizar en lo medular. Pero ya hay demasiados problemas como para sentirnos conformes o para seguir aplaudiendo como “focas”.
Y no es que el Caso Purga sea un motivo para la mayor preocupación. Al contrario, parecería que ese caso estaba guardado y esperando el momento político oportuno para tapar otro escándalo o para distraernos de lo de fondo: UN INCREMENTO DEL IVA, MAYOR ENDEUDAMIENTO CON EL FONDO MONETARIO INTERNACIONAL Y UNA PRECARIZACIÓN LABORAL INCLEMENTE.
A eso se une ese anuncio perverso de reformar la seguridad social para favorecer a los empresarios, porque según ellos este país “ES MUY CARO”. Por tanto, los pobres y la clase media no nos merecemos esos sueldos ni ingresos, debemos tener mucho menos, comer menos, vestir mal, no ir a la playa. ¿Eso solo se merecen los ricos?
Lastimosamente la memoria es corta porque cuando la gente consumía y se vestía mejor, viajaba al extranjero, los jóvenes tenían becas y los hospitales estaban abastecidos y bien equipados, la derecha gritaba, junto a las cotorras de la Mafia Mediática, que NO TENÍAMOS LIBERTAD.
Ahí había una narrativa perversa de la que fueron parte esos sectores del movimiento indígena, de las feministas y ecologistas que hoy callan frente a la venta de nuestras minas a las transnacionales canadienses o creen que a ellos no les afecta un IVA del 15%.
¿Ahora hay libertad de caminar sin miedo? ¿Ahora hay libertad para escoger la carrera universitaria para nuestros hijos e hijas? ¿Ahora somos libres de ir a la playa y disfrutar de un feriado sin el temor de regresar y encontrar la casa vacía? ¿Hoy tenemos la ABSOLUTA LIBERTAD de escoger un empleo o un hospital donde ser atendidos?
Da mucha pena pensar que lo más importancia el vestido o moda de la primera dama o las gafas del presidente. Más importancia tiene la fiesta del hijo presidencial que la muerte de niñas y niños por falta de comida o por la acción violenta de sus padres.
Así estamos. Y, así como estamos, vemos como si nada llenarse los muros con la publicidad oficial diciéndonos que “LOS 18 MILLONES DE ECUATORIANOS APOYAMOS EL INCREMENTO DEL IVA”. Así nos tienen, así nos tratan y seguimos aplaudiendo. PUNTO