Editorial de Radio Pichincha
Es difícil entender a un Gobierno con poca o casi nula credibilidad defenderse desde supuestos y ataques. Bastaría con asumir algunas responsabilidades, poner en manos de la justicia las investigaciones y con una veeduría política y social para evitarse problemas, siempre y cuando no existan evidencias contundentes.
Pero si eso se hace casa adentro hasta se entiende, pero hacer el ridículo en el exterior, en una cumbre, como la Iberoamericana, ya da cuenta de algo más de orden patológico.
Al asumir la presidencia pro tempore de la Cumbre Iberoamericana, don Guillermo dijo:
“Ecuador centrará sus esfuerzos en fomentar las economías alternativas, circulares e inclusivas, con énfasis en la producción y consumo sostenible y la promoción de las economías verde, azul, naranja y violeta”. Y acotó con tanta pompa: “Afianzaremos la seguridad alimentaria y el bienestar social en el espacio iberoamericano para reducir la desigualdad y la desnutrición infantil”.
¿Se imaginan al Gobierno ecuatoriano fomentando economías alternativas para Iberoamerica si en nuestro territorio ha sido incapaz de administrar la economía del mismo Estado? ¿Don Guillermo afianzará la seguridad alimentaria de países como España, Brasil o México? De verdad, hacer el ridículo es fácil, decir cualquier cosa igual, pero que esto sea en nombre de un país donde hay muchos problemas, deficiencias de todo tipo y hasta serios indicios de corrupción y de posibles vinculaciones con la denominada Mafia Albanesa es sumamente grave.
Y por si fuera poco, dadas su limitaciones políticas, don Guillermo fue a la Cumbre a quejarse de la oposición interna, a tratarla de desestabilizadora. ES CLARO Y NOTORIO QUE DON GUILLERMO NO ENTENDIÓ EL CARGO QUE OCUPA. Imagínense ustedes a un presidente, de cualquier nación de Iberoamérica, quejándose de lo que hace la oposición. Pero por acá han querido lavar la imagen de don Guillermo dejando de lado unas declaraciones que nos hacen pasar vergüenza ajena.
No queda duda ya de que quien dirige el Estado ecuatoriano no nos representa fuera del país, que sus giras y paseos no son precisamente para atraer la atención de turistas, inversionistas o, al menos, a la prensa internacional. Todo lo contrario. Esto demuestra que hay dos problemas de fondo: una Cancillería muy, pero muy precaria y segundo un equipo de asesores que no deberían ganar un centavo más por su insultante trabajo de elaborar discursos. Y todos esos problemas tienen un origen común y que ya demanda una salida urgente: DON GUILLERMO. PUNTO