Punto Noticias. Con seguridad muchos de los asistentes al último concierto del V Festival de Coros, “Guaguas Cantores en el Centro del Mundo”, tuvimos en mente a Palestina. No sé cuántos, repito, pero esas voces elevadas, puras, prístinas, fueron un tributo para el futuro masacrado.
Estamos en la Casa de la Música, un espacio para el arte. En las butacas decenas de padres, representantes y público en general, esperan por sus niños y niñas la noche del pasado lunes 22 de octubre.
Lourdes Miranda, representante de la Fundación Vive en el Arte, sostuvo que “la voz es una extensión del cuerpo, tal como una extremidad o un apéndice”. Seguro es así, pues apenas abrieron su boca estos niños y niñas de Ecuador y el mundo, nos sentimos uno con el arte, integrados en un abrazo invisible. Ya no éramos desconocidos, seres arropados por rutinas diversas, sino hermanos en el arte.
Esta misma sensación debió reproducirse en colegios privados o públicos, teatros e iglesias, donde estos 14 coros se presentaron.
“La armonía entre las personas no es menos importante que la armonía entre los sonidos”, dijo el músico y compositor Juan María Solari.
Estos niños cantan entre la violencia nacional.
Estos niños cantan y salvan el futuro.
Gratitud eterna.