La activista señala que las brechas de desigualdad son notorias en un territorio que está habitado por negros.
Punto Noticias.- Para Juana Francis Bone, activista de la Fundación Mujeres de Asfalto, la Policía Nacional atraviesa por una crisis institucional que va más allá de los casos que han salido a la luz recientemente y tienen que ver con que el tejido social está desgastado.
En el Foro: ¿Cómo volver a confiar en la Policía Nacional? realizado por el programa Las Warmis del Barrio de Radio Pichincha habló de que es necesario acompañar a los uniformados, pero también mencionó que en materia institucional se debe tomar en cuenta ejes transversales para -incluso- frenar el machismo.
Lo dijo previo a expresar la situación crítica de inseguridad por la que atraviesa la provincia de Esmeraldas.
“No se puede hablar de paz si las condiciones de pobreza son críticas. Como es posible que exista en un barrio balas y armas y no se tenga plata para comer. No todos pueden irse”, expresó.
La activista manifestó que la apuesta política de las autoridades en materia de seguridad debe ir más allá de dotar a la fuerza pública de armamento.
Comentó que las condiciones de los policías en la ‘Provincia Verde’ son complicadas. Por ejemplo, en un barrio hay un patrullero sin llantas y en otro una Unidad de Policía Comunitaria (UPC) sin los servicios de energía eléctrica y agua potable.
Tampoco vio como una solución la militarización o el porte de armas, pues le preocuparía ver en un barrio un tanque de guerra.
“No se puede reducir el concepto de seguridad a temas de armamento” dijo y añadió que tampoco se puede minimizar por parte de las autoridades lo que vive Esmeraldas.
Invitó al Gobierno a que reúna a los ministros por unos días en esa provincia, pero sin guardaespaldas para que sientan que la inseguridad no es una mera percepción.
Aclaró que es necesario levantar una información completa de lo que ocurre en Esmeraldas, pues las instituciones no la entregarían porque creerían que no pasa nada cuando hay una cultura de pánico.
Precisó que el Estado no es ingenuo y le instó a pensar en el pueblo y en el territorio que están siendo afectados.
Aclaró que ningún territorio del mundo está preparado para las condiciones de violencia y que lo que pasa en la ‘Provincia Verde’ es “la punta del iceberg” porque hay brechas de desigualdad y abandono por parte del Estado.
Sostuvo que los esmeraldeños están sumidos en una guerra que no les avisaron y para la cual ni la institucionalidad está preparada, peor aún para un manejo de crisis.
“En Esmeraldas hablar desde la dignidad es grave cuando se habla de los sujetos que habitan el territorio. Hay sobrecarga de prejuicios porque es un territorio habitado por negros, a quienes se los relaciona con inseguridad”, expuso.
Para la activista, además, Esmeraldas es una zona estratégica para las bandas delincuenciales por su salida al Océano Pacífico.
Explicó que si hay pobreza y desempleo los homicidios aumentan. No desechó la idea de que se convoquen a mesas de paz como se han dado en el caso de Colombia.