Editorial de Radio Pichincha
Ayer no fue un día más de esos que sirven para graficar y hasta retratar al Presidente de la República: en un altisonante discurso, rodeado de militares y policías, de sus colaboradores cercanos y de una mafia mediática a su servicio, se ha declarado víctima.
No señor Presidente. Usted no puede ni debe ser víctima por su propio reconocimiento. No le hace falta. Para eso hay que tener algunas condiciones básicas y elementales. Usted no las tiene.
Una víctima del sistema que usted apoyó y sustentó es Ola Bini. Un ciudadano sueco acusado desde las teorías de conspiración de los aparatos de inteligencia gringos, acogidos con el lomo agachado por Lenín Moreno y sus secuaces María Paula Romo y su canciller de entonces José Valencia (ahora embajador de Lasso en Ginebra), estuvo preso 70 días, casi cuatro años impedido de salir de país y defenderse dentro del debido proceso.
Ayer, con la fuerza simbólica del poder, usted, señor presidente, se ha declarado víctima de una patraña, supuestamente para desprestigiarlo. Pero eso no lo tiene que decidir usted, no está en sus manos ni atribuciones. Evidentemente tiene derecho a defenderse, pero en las instancias correspondientes. Por ejemplo, usted está en la obligación de ir a la Comisión Pluripartidista que investiga el escandaloso Caso Encuentro. Y si le llama la Fiscalía debería ir. NO puede usar las tarimas para desvirtuar, con adjetivos en tono alto, lo que hasta ahora han sido evidencias.
¿Acaso su amigo personal y ex socio en el Banco Guayaquil, el señor Luque Lecaro, no está huido del país? ¿No se fue porque la Policía le dejó salir? ¿Los contratos que reposan en la Fiscalía y en esa comisión legislativa no dan cuenta de contratos direccionados?
Y por favor NO USE PERVERSAMENTE la Ley de Comunicación para escudarse en el llamado a una prensa libre, la suya, la que le acolita en todo, para exigir periodismo responsable. Sus ex amigos, los que le acompañaron casi 10 años en su carrera a Carondelet, son los que lo señalan y le imputan irregularidades y actos de corrupción. ¿Qué habría dicho si era un medio tildado de correísta? Seguro repetía lo que hizo su amigo Lenín Moreno con Radio Pichincha.
Su tono de voz, los adjetivos que usa, además de su iracundia, le están retratando como comentan sus amigos más cercanos y quienes ahora son sus adversarios cuando ellos mismo lo ayudaron en tres campañas electorales. Ellos dicen en privado que su carácter explosivo lo lleva a decisiones poco reflexivas, para decirlo en fácil.
Y, por último, entendemos que está en campaña electoral por ganar la Consulta Popular. Pero seguramente eso no será suficiente, aunque algunos dicen ya que le ha producido el efecto contrario. Nadie duda que hoy o mañana siga en campaña. Se entiende la desesperación, dado que sus acólitos, como el supuesto periodista Villavicencio, han mostrado angustia y hasta desolación por lo que mostrarían las encuestas. Pero esperemos, esperemos con calma, porque la desesperación es mala consejera. PUNTO.