Editorial de Radio Pichincha
La sentencia contra la vicepresidenta argentina Cristina Fernández parece una copia de los modos y mecanismos utilizados en Ecuador y Brasil contra Rafael Correa, Jorge Glas, Lula da Silva y Dilma Rousseff. Si no es calco, es la misma matriz y con el mismo objetivo.
Se trata de proscribir políticamente a los líderes y lideresas de una corriente política que se opuso a los poderes fácticos, a esas empresas mediáticas muy poderosas y a grupos empresariales que se sienten afectados por las políticas sociales y económicas.
A Lula lo tuvieron más de 500 días en prisión y hasta que no se anularon todas las causas, no pudo ser candidato. Y cuando estuvo libre de persecución volvió a ganar la Presidencia de Brasil. Y como saben que eso puede pasar con Cristina Fernández, pues ahora determinan PROSCRIPCIÓN PERPETUA. Así como se oye.
Y ya en la mente de muchos pasará la idea que, si en Ecuador pudiesen aplicar la misma medida, no solo para Correa o para Glas, lo harían contra todo aquel que cuestione el poder económico y a la mafia mediática.
Hace algunos años tachaban de loco a cualquiera que mencionara todo este entramado como el Plan Cóndor 2. Y ahora a nadie le queda duda que ese es el espíritu y la razón de ser: desaparecer a los luchadores y líderes sociales. Como ya no pueden desaparecerlos, asesinarlos o torturarlos para someterlos al destierro, la tumba o la cárcel, pues ahora cuentan con jueces, fiscales, periodistas y medios de comunicación para asesinar la reputación de esos líderes y lideresas.
No cabe duda que acá harán lo mismo, bajo ese argumento perverso de la existencia de narco políticos. Ya veremos cómo arman desde portales y supuestos influencers, además de asambleístas fascistas y autoridades ilegítimas, un conjunto de mensajes para hostigar y castigar a quienes les critican o no se someten a sus designios e intereses.
La historia es sabia y sabrá ajustar los procesos a favor de la verdad y de la justicia. Y ya veremos quiénes serán colocados en el basurero de la historia. Como hicieron en su momento con los asesinos de Eloy Alfaro. PUNTO