Editorial de Radio Pichincha
La Policía destituyó a uno de los investigadores del Caso León de Troya. Así como lo escucha, uno de los tenientes encargados de recabar información sobre los presuntos vínculos de Guillermo Lasso, su cuñado Danilo Carrera y funcionarios de su Gobierno con el narcotráfico y la mafia albanesa fue separado de la institución.
Parece increíble, pero es una realidad que lamentablemente ya no sorprende a nadie en Ecuador; ya que, desde hace varios meses, el teniente Rodney Rengel ha denunciado públicamente que, luego de revelar información sobre el Caso León de Troya, ha sido acosado, perseguido, intimidado e incluso tuvo que enviar a su familia fuera del país porque recibió amenazas de muerte.
Esto no escandalizó a nadie y, por el contrario, varios actores políticos y medios de comunicación intentaron minimizar o tapar estas denuncias. Ni siquiera la Fiscalía lo incluyó en el programa de víctimas y testigos para salvaguardar su vida y la de su familia.
Con esto parecería que todo es parte de un sistema cómplice que busca tapar y encubrir las denuncias en contra del expresidente; ya que, desde que la investigación se hizo pública, el propio Rengel denunció que los altos mandos policiales pidieron que el caso se archive porque “podría traer problemas para Lasso y su Gobierno”. Cuando él se opuso, iniciaron con una serie de represalias en su contra.
Así es, en nuestro país las personas que se atreven a denunciar actos de corrupción son perseguidos por el propio Estado que, en lugar de garantizar una investigación imparcial y transparente, se dedica a amedrentarlos.
Mientras tanto, no hay que olvidar que Lasso ya abandonó el país a vista y paciencia de todos y que la Fiscalía lo excluyó de la investigación de este caso. Él se marchó impune y nadie sabe si regresará. PUNTO