Editorial de Radio Pichincha
Por más esfuerzos que hagan por aparecer pulcros, castos, morales, éticos y hasta “beatos” los promotores y sostén del “Trujillato” son los principales “politizadores” de la lucha contra la inseguridad y por el saneamiento del sistema judicial.
Pasando por los medios, como Teleamazonas y Ecuavisa, hasta los supuestos juristas y expertos creen que con que no huela a nada de correísmo todo está bien, no importa si con ello hunden más al país. Si un personaje con muchos “kilates” académicos y de probidad profesional trabajó en la era de Rafael Correa ya es suficiente para estigmatizarlo. Si un ministro del mismo expresidente metió presos a los líderes de las bandas criminales no puede hablar del tema.
Pero eso sí, desde María Paula Romo, Ramiro García, Diego Ordóñez o un “Pelagato” cualquiera de la prensa, ya porque entrevista y pone su cara dura en la pantalla, hablan de ese tema se consideran sus opiniones como válidas e indiscutibles.
Y en cualquier sociedad democrática o en un simple ejercicio de sentido común lo que cuentan son los datos y los resultados. Si bien hasta 2017 no teníamos la justicia perfecta y la seguridad plena, había unos procesos en marcha, una infraestructura a la vista de todos y los índices muy por debajo de lo que tenemos ahora de muertes violentas y de casos juzgados. Pero no, ahora nos quieren convencer de que los “pilares” del “Trujillato” y sus adláteres deben seguir en la conducción de esos espacios y para ello cuentan con el aval de la Mafia Mediática y ahora también del Presidente de la República.
Los índices de secuestros y extorsiones no paran, los asesinatos como el de Hernán Mendoza nos horrorizan todos los días y los suicidios como el del funcionario legislativo son prueba de otra realidad social que creen solo cambiará echándole la culpa a Correa.
¡Por favor! No politicen más la seguridad y la justicia, dejen en paz a quienes tienen que hacer su trabajo sin presión de la Mafia Mediática. Ya basta de proliferar rumores para distraernos de lo fundamental, como hizo Ecuavisa y sus periodistas con una falsa alarma de que Jorge Glas se habría “fugado” de la embajada de México.
Y dejen de estar pendientes de quienes no están dentro del país. Atiendan a esos amigos que les hacían relaciones públicas y negocios en la prensa y en la justicia bajo el aval de que como no eran correístas podían violar la ley cuantas veces les diera la gana.
Desde el Ejecutivo, el Legislativo y el sistema Judicial, pasando por la Fiscalía y la Judicatura, trabajen más pensando en el ciudadano común y corriente y no por lo que diga o deje de decir Correa, que de paso vive hace siete años fuera del país. PUNTO