Editorial de Radio Pichincha
El concejal Jairo Olaya falleció este sábado, 17 de junio, luego de permanecer hospitalizado por un atentado que sufrió el pasado lunes, en las calles Sucre y Rocafuerte, en el centro de Esmeraldas.
Olaya era militante de la Revolución Ciudadana y fue baleado cuando salía de una entrevista radial. No hay elementos, hasta ahora, que indiquen quiénes pudieron ser sus asesinos, pero esto solo se encuadra en la violencia política que ya se vivió en las elecciones del 5 de febrero pasado y sobre lo cual las autoridades no han dado muestra de implementar medidas, acciones, planes o proyectos para que este fenómeno no se repita en las elecciones del 20 de agosto próximo.
Mientras vemos a los ministros y al propio don Guillermo rodeados de contingentes de seguridad, incluso cuando está dentro de instalaciones estatales, aparentemente seguras, no hay la misma intensidad y volumen para otras autoridades que no son del movimiento del Presidente.
Claro, sería muy difícil poner un guardia por cada candidato, pero por ahí no va la cosa: se trata de investigar quiénes financian las bandas criminales y para eso existen aparatos de inteligencia. Pero ya está demás decir que esos aparatos solo están para el espionaje político y al servicio de una abogada que realiza impulsos fiscales a diestra y siniestra contra quienes se atreven a investigar si su tesis fue pirateada o no.
Por supuesto, parecería que hay grupos políticos y económicos a los cuales les “conviene” esta violencia política y criminal. No solo para justificar el armamentismo, el gasto militar y policial, en vez de atacar las causas de fondo. También está latente lo otro: eliminar a los adversarios políticos.
Hace falta entonces tomar conciencia del asunto, dejar de incentivar el odio y el insulto en los medios, desconectar de aquellos periodistas que convocan al estigma y la venganza, pero también a quienes creen que acabando con una corriente política se resuelven todos los problemas, incluso por ellos mismo creados.
Y no está demás pedirle a don Guillermo que sea responsable con sus declaraciones y con sus acciones políticas en lo que le queda de mandato. PUNTO