El equipo de cultura de Radio Pichincha hizo una selección de los libros escritos por autores ecuatorianos que marcaron trascendencia en los últimos dos años.
1) Habilidad con los caballos, de Roy Sigüenza, es un volumen que recoge toda su poesía, desde el año 1990, hasta el 2020. El libro, publicado por Severo Editorial en colaboración con USFQ Press, es una radiografía libidinosa que muestra las etapas de un autor que ofrenda la pasión instantánea y clandestina. Un autor que hace del erotismo –o mejor dicho, homoerotismo–, un homenaje de rostros jóvenes y perdidos encerrados en una ciudad confabulada de náufragos.
2) Necesito saber hoy de tu vida, de Sabrina Duque, es una recopilación de perfiles armados con sutil artesanía. En estas historias de rostros iberoamericanos, donde el periodismo y la literatura amoldan la palabra, las vidas quedan retratadas de manera íntegra. La autora ha vestido al género del perfil literario, con su mejor traje. Y los lectores no saldrán indiferentes tras encontrarse con esta colección de personajes inolvidables y rebeldes. Un libro inagotable, que aparecerá el siguiente año publicado bajo el sello de Anagrama.
3) Las voladoras, de Mónica Ojeda, es un libro que reúne ocho cuentos donde el horror, la belleza y la decadencia de las relaciones familiares llevan el mismo apellido. La autora muestra en sus relatos la exuberancia de su prosa, con imágenes desmesuradas, poéticas, desgarradoras, y un ritmo envolvente. Aquí la apuesta de su narrativa no decae, pero sí evidencia que cada una de sus historias, podrían funcionar perfectamente como el inicio de una futura novela –un género donde ha demostrado todo su talento.
4) Camino errado, de Andrés Cadena, es un libro de cuentos de largo aliento. Aquí los trastornos mentales, la pasión o el recuerdo, la criminalidad, los acosos laborales y las penurias de la sociedad son las nubes que condensan el ambiente ambiguo de los personajes. Este libro, ganador del premio Miguel Donoso Pareja, muestra que el género del relato es uno de los más trabajados en Ecuador, y se extiende por planicies insospechadas, siempre trayendo agua nueva en orillas aún desconocidas.
5) Sacrificios Humanos, de María Fernanda Ampuero, es un libro de relatos donde las mujeres intentan sobrevivir a mundos dañinos o verdugos. Y si logran hacerlo, irán por un ajuste de cuentas que no dejará respirar a nadie. En este libro –así como en “Pelea de gallos”–, hay un elemento que se ha vuelto característico ya en la autora: la lucha del bien contra el mal, del débil contra el fuerte, de opresores contra oprimidos. En un país donde el realismo social marcó tendencia por varias décadas, ahora María Fernanda Ampuero retorna a la tradición, evocando, eso sí, nuevos rostros e historias, lugares y dilemas.
6) Los crímenes de Bartow, de Óscar Vela, narra la historia del preso más longevo en permanecer en el corredor de la muerte de Estados Unidos: un ecuatoriano con el nombre de Nelson Serrano. En este libro de no ficción, el escritor desmenuza la corrupción del sistema judicial en Florida, a partir del crimen de cuatro personas, en 1997, en la ciudad de Bartow. Y narra también la condena de un hombre inocente y la lucha de su familia, al puro estilo de Truman Capote.
7) El pez más feo del mundo, de María Alejandra Almeida, es una historia con tintes orientales, mágicos, sobre una realidad cruda y actual. Una novela que encierra una historia dentro de otra, donde la migración es la punta del iceberg: sumerge a la protagonista en la vida de los otros y solo así logra entenderse a sí misma. Este libro, ilustrado por Alita, recibió el Premio de literatura Darío Guevara Mayorga, fue finalista del Concurso internacional de Literatura Infantil Julio C. Coba, y es una prueba de que la buena literatura puede moverse por cualquier carretera y salir victoriosa.
8) Llévame a casa, por favor, de Andrea Rojas Vásquez, es el segundo poemario de una autora cada vez más madura. Con apenas 28 años de edad, en sus versos ya se reconocen varios elementos característicos de su estilo literario: poemas visuales, juegos de imágenes, un vocabulario juguetón, a veces rústico, siempre sureño. Entre el collage, la apropiación de voces, los recuerdos salpicados de cierto sarcasmo y los distintos animales que brotan de las páginas, la autora reconstruye un mundo áspero, pero sublime.
9) Res extensa, de Pablo Flores Chávez, es un libro que explora y experimenta con el lenguaje y la imagen. Un libro-objeto con un registro múltiple de poemas, o de un solo poema extendido e irreverente. El autor sale a combatir con su lírica a un territorio remoto y no visitado recientemente. Él sabe que solo allá podrá levantar su empresa y mirar por la ventana, para atestiguar los paisajes adulterados por las posibilidades de la mente. Él sabe que debe jugárselo todo ante la poesía y avanza sin titubear.
10) El amor era demasiado limpio, de Alexis Cuzme, es una apuesta valiente por un territorio hostil. En un mundo (literario) donde los temas como el amor, el romance y el happy end parece tabúes, el autor ingresa de manera rauda a estas canchas. Sus 16 cuentos no son fábulas ni recuerdos de algún álbum familiar desgastado por el tiempo, sino son postales que se desvanecen con la monotonía de lo cotidiano, del ahora. Sus relatos caminan a un muelle donde el sol se ocultó y solo queda la timidez del presente.