Editorial de Radio Pichincha
No podemos apreciar la situación de la violencia en Ecuador si no llevamos registros confiables y verificables. En el afán de tranquilizarnos o de darse un baño de popularidad las autoridades gubernamentales hablan de una reducción considerable de las muertes violentas. Es decir, que deberíamos alegrarnos un poco, porque “YA NO SON TANTOS ASESINATOS”. Ese parecería ser el mensaje. Pero hay algo que no cuadra.
Para que no caigamos en las redes de los ataques de los trolls del gobierno y de la derecha, vamos a tomar una información del diario El Universo, y la transcribimos así, tal cual:
“Del 1 al 23 de enero, Durán registró 57 muertes violentas, 51 más que en el mismo lapso del 2023, desplazando así al distrito Nueva Prosperina, considerada la zona más violenta del país y la tercera a nivel mundial el año pasado. El incremento de homicidios en Durán, según cifras de la Policía, alcanza el 850 %. A esta ciudad le siguen los distritos de Pascuales, con un aumento de 167 % (de 9 pasó a 24 crímenes); Samborondón, con un alza de 150 % (de 2 pasó a 5 asesinatos); Esteros, con 89 % más de muertes violentas (de 9 a 17); y el 9 de Octubre subió en un 80 % (de 5 a 9).
En toda la Zona 8, dividida en doce distritos, se contabiliza el 34 % más de muertes violentas en estos 23 días del 2024, según esas cifras. No obstante, autoridades policiales han dado cuenta de una reducción en un 90 % de los asesinatos en la Zona 8 tras el estado de excepción y conflicto armado interno (vigentes desde el 8 y 9 de enero, en su orden), si se considera que de 101 muertes violentas durante la primera semana del 2024 se contabilizaron diez en la cuarta semana del año”.
Entonces, si esto es cierto, porque si es un diario oficialista y de confianza de la derecha ecuatoriana, no estamos mejor ni con Estado de Excepción ni con la declaración de “Conflicto armado interno”.
Y estos datos refuerzan lo que el invitado de Punto Noticias de ayer lo dijo. Según Luis Córdova los datos oficiales los maneja únicamente la DINASED, es decir que “no existe una instancia civil para confrontar las cifras y asegurar que son verídicas, pero de ser el caso, esto sería por la disuasión que genera la presencia masiva de policías y militares en las calles”. En otras palabras, no hay cifras creíbles.
Por tanto, aquí no se trata de hacer alardes ni tampoco shows mediáticos, como acostumbra a quien le apodan 10/20. La ciudadanía requiere respuestas claras, pues por más que en los noticieros de las cadenas oficialistas nos muestren despliegues, cifras de detenidos y un sinnúmero de artilugios mediáticos, lo que se vive en los barrios y en las comunidades es otra cosa.
Los asaltos no han parado. Tres funcionarios de esta misma emisora han sido asaltados en las últimas semanas. En Vinces se asesinó a cinco chicos sin que tengan antecedentes penales, quizá por equivocación o por vacunas.
Hay que actuar con mucha responsabilidad porque se tratan de vidas humanas. No podemos contentarnos con que “han bajado” las estadísticas. Una sola muerte violenta, un asesinato o un crimen por sicariato ya bastaría para no poder dormir y actuar de inmediato. Sino, el propio Gobierno sentirá las consecuencias de decir y describir una cosa y la ciudadanía vivir y sufrir otra realidad. PUNTO