Editorial de Radio Pichincha
El poder económico y el poder mediático han hecho su parte. La otra ya la hizo la Fiscalía el año pasado mismo. Todos esos factores han contribuido para dejar en impunidad, no solo un caso, sino al principal actor de todo lo que se ha ocultado y manipulado. Y ese actor político se llama Guillermo Lasso Mendoza.
El poder económico porque desde sus resortes e “influencias” ha colocado a algunas piezas en distintas instituciones del Estado, en particular de la Justicia, para “atenuar” lo que en otros casos en cambio sí fue acción directa, inmediata y contundente. En otras palabras, movilizaron los plazos y las fichas para que, dejado el poder, Lasso tenga impunidad absoluta, sobre todo en el juicio político que quedó suspenso en mayo pasado y que a él le llevó a decretar la Muerte Cruzada.
Parecería que todo estuvo “fríamente calculado”, como decía Chespirito. Y siendo así, se jugó con los plazos, se extendieron los tiempos, se aplazaron citas y citaciones, etc. Es decir, hicieron que los resortes del poder económico y mediático crearan las condiciones para esa impunidad.
Tras la decisión de la Asamblea Nacional, con 116 votos, es un golpe contundente a la imagen y a la condición del exmandatario. Solo un voto en contra y 7 abstenciones grafican mucho mejor esta realidad. Y esa decisión, por cuestiones absolutamente legales y constitucionales no conllevó a la censura. Posiblemente, si la Asamblea se posesionaba con mucho tiempo antes, que era posible, otro habría sido el panorama. Pero el tiempo y la historia han juzgado ya a Lasso no solo como el peor presidente de la historia (hasta ahora) sino que está obligado a rendir cuentas a la justicia, cuando ésta salga de las manos de la fiscal Diana Salazar.
El castigo histórico, en parte, ya está dado. Nos queda saber hasta dónde las investigaciones del caso Encuentro, llevarán a ampliar las denuncias, los indicios y las inculpaciones que hagan falta, porque no estamos hablando de cualquier caso. Aquí hay muchos nudos atados desde ese poder económico y maquillados por el poder mediático, que también deberán responder en su momento ante la justicia y a la misma historia. PUNTO