Editorial de Radio Pichincha
Guillermo Lasso dejó en rojo las cuentas del Ecuador y ahora el Fondo Monetario Internacional (FMI) mostró la evaluación ex post del programa de la institución con Ecuador. Y, paradójicamente, este informe dice que el país cumplió “exitosamente” los principales objetivos fijados al inicio del acuerdo.
En otras palabras, tenemos un país jodido, pero el FMI nos aplaude. Somos el modelo de cómo la economía funciona de acuerdo con sus percepciones, recomendaciones y todo lo que implica el ajuste de “austericidio”.
Recibimos aplausos por la pésima gestión de Lasso y de su aparataje político y económico. Así solo se entiende todo. Porque, además, el FMI no habla ni evalúa lo externo, el compromiso con los organismos internacionales sino el “cumplimiento de sus políticas internas”. Pero lo más sorprendente es que el actual ministro de Economía y Finanzas, Juan Carlos Vega, comentó que, cuando el acuerdo se aprobó, la economía ecuatoriana estaba al borde del colapso. “Con el acuerdo se evitó que la economía cayera en una crisis económica profunda y se fortalecieron instituciones económicas claves”.
¿Nos está diciendo que estamos mejor que cuando Lenín Moreno acordó préstamos multimillonarios y unos ajustes que implicaron reducción de la burocracia, con lo cual se despidieron miles de maestros y médicos? Si a eso se refiere, entonces estamos todos locos o simplemente vivimos en una realidad de fantasías. En serio, no cabe otra explicación.
Y el ministro Vega dijo algo más sorprendente: “El Ecuador demostró seriedad con sus compromisos internacionales. La evaluación positiva del último programa con el FMI es un buen antecedente ahora que, dada la delicada situación fiscal que heredó el gobierno del presidente Daniel Noboa, el país nuevamente requiere mayor financiamiento”.
Insistimos, en otras palabras: estamos tan bien, pero tan bien, que ahora necesitamos más deuda, más créditos para resolver los problemas que dejó Lasso y que supuestamente el FMI dice que estuvo bien. ¿Quién los entiende? ¿Entre ellos se entienden también en sus contradictorias declaraciones?
Por supuesto, los objetivos del acuerdo del FMI se han cumplido y ahora no queda más que endeudarse un poco más o muchísimo más para que el 2024 tengamos una nueva evaluación de que estamos bien, que todo anda con el viento a favor.
Siendo así, la reforma de ley económica urgente enviada por Noboa a la Asamblea no tendría el visto bueno del FMI porque todo está de maravilla. ¿Entonces para qué más reformas? En fin, así estamos, como éramos en los ochentas y noventas cada vez que el FMI nos aplaudía las medidas de la “larga y triste noche neoliberal”. PUNTO.