Editorial de Radio Pichincha
A pocos años de celebrar el medio milenio de la fundación de la capital ecuatoriana hay una enorme expectativa por dejar atrás las fracasadas administraciones de Rodas, Yunda y Guarderas. El actual alcalde, Pabel Muñoz, tiene un desafío enorme y también muchas posibilidades de lograr ese “renacer” de Quito.
Hoy, al menos, hay menos desasosiego. Hoy, es cierto, se vislumbra un camino y un recorrido para retomar algunos proyectos estratégicos. La seguridad, aunque ha mejorado un poquito, no deja de ser la mayor preocupación y el temor más grande. No se puede salir sin el riesgo de volver con el celular robado, el auto “estruchado” o llegar a la casa y saber que han asesinado a un vecino o nos han vaciado el hogar. Todavía falta mucho por hacer, pero esa no es una responsabilidad de la Alcaldía.
En esta capital hacen falta proyectos estratégicos no solo para tener la extensión del metro o soluciones viales, sino sobre todo empleo directo e indirecto. No solo se hacen vías y caminos para que pasen los autos, sino para que se impulse la producción y mejore la calidad de vida de los barrios y parroquias beneficiarias de esa vialidad. Aunque muchos detestan el gasto público, lo que en realidad genera un encadenamiento productivo muy dinámico es la inversión pública, a la que le llaman “gasto”.
Es que hay cosas y eventos que parecen ajenos a la mirada neoliberal instaurada incluso entre muchos sectores sociales, en especial de la clase media. Por ejemplo, la feria del libro del fin de semana mostró como un evento cultural puede promover empleo, tareas y acciones para jóvenes y también para pequeñas empresas que hacen de ese evento un gran espacio de encuentro y además de la creatividad intelectual, una movilización social para disipar las duras condiciones de vida cotidianas.
Quito merece, ya es hora, de un sistema de transportación integral para atender a esos barrios que no tienen servicio, para agilizar la movilización en las horas pico, para abrir paso a los ciclistas, a los autos eléctricos y con eso disminuir la contaminación. Ya con el Metro se resuelve una parte del problema, ahora vienen otros y se deben discutir, planificar y ejecutar soluciones inmediatas.
Pasada esta etapa, Pabel Muñoz tiene la obligación de ponernos a soñar con los pies en la tierra, trabajar en la solución de problemáticas sociales también que no se resuelven solo con obras, sino con políticas públicas.
Ojalá para ello cuente con el apoyo de gobierno central, como fue el ofrecimiento anoche de Daniel Noboa. Y solo así, en conjunto, con la visión de largo plazo, con procesos bien planificados y una colaboración dinámica se puede hacer de Quito un espacio del Buen Vivir en su sentido más profundo y también más democrático. PUNTO