Editorial de Radio Pichincha
Una evaluación justa podría empezar por las cifras y de ellas hay una manipulación oficial que no ayuda: que se crearon 50 mil empleos, que la inseguridad bajó, que se han aprobado cuatro leyes, etc. Pero ¿quién lo dice? El mismo gobierno y su aparato de amplificación que ahora cuenta con medios digitales que se venden al mejor postor.
Pero, hay un detalle no menor: la autoevaluación del propio presidente Daniel Noboa peca de sofismas que le pueden costar muy caro en su carrera política. Por ejemplo, dijo:
“Son 100 días en los que logramos cambiar una mentalidad colectiva de una nación. La gente está orgullosa de sus FF.AA. de la Policía Nacional, de su Presidente”.
¿De verdad? ¿En 100 días se puede “cambiar una mentalidad colectiva de una nación”? No, eso es imposible, suena a todo menos a una realidad, primero porque las mentalidades de una persona, de una familia y menos de una nación no se transforman en tres meses, menos en una década. Y para eso solo hay que acudir a los expertos. Mucho más cuando esa nación a la que se refiere Noboa salió de una pandemia, no ha salido de un fenómeno de violencia y miedo inimaginables y menos incalculables.
Solo hagamos el ejercicio en una persona violentada o salida de una epidemia. Las secuelas duran años y con toda la atención médica y sicológica, en el mejor de los casos, le tomaría mínimo un lustro.
Y, además, no sé si la gente está orgullosa de la Policía Nacional. Eso si ya es hablar desde una nebulosa que habrá que valorar con sentido común.
Ahora bien, que como él dice, “en apenas seis horas, se consiguió una reducción de 150 puntos del riesgo país y que los bonos ecuatorianos subieran 1,4 puntos” es como decir que una persona con temperatura de 39 grados pasa a 37,5 y logra comer y beber de nuevo. Eso es lo normal, pero no quiere decir que eso haya significado un cambio en la economía familiar o los pobres tengan ahora más ingresos y mejores servicios públicos.
En otras palabras, una persona se puede mentir y con eso seguir su vida, pero mentir a los demás no le ayuda a seguir con la vida de los demás, menos aún si es el presidente de un país.
Lo que no dice Noboa en su evaluación es que el solo anuncio del incremento del IVA a 15% ya constituye una escalada de precios, que los sueldos no alcanzan y que la ola especulativa sigue en franco ascenso sin que nadie la controle.
Por si fuera poco: ¿es posible pensar en el cambio de la “mentalidad colectiva de una nación” con el agua hasta el cuello, las carreteras cortadas, las enfermedades de invierno sin atención inmediata en los hospitales públicos?
Una evaluación mucho más seria y responsable debería tener por delante cifras reales y testimonios. Pero, sobre todo, absoluta honestidad política y ética académica. Y si eso no hay entonces estamos haciendo de una confesión otro pecado delante de un confesionario público llamado “opinión pública”. Y, claro, lo interesante sería saber si esa evaluación, esas afirmaciones, las puede sostener el Primer Mandatario frente a un foro, una rueda de prensa, sin medios pautados, para que responda -por solo decir algo- si de todo lo que ofreció en campaña se cumplió el 10%. PUNTO