Editorial de Radio Pichincha
Una de las paradojas con las que se mueven determinados gobiernos es el peso que le ponen a la represión y a la prevención para disminuir el delito y la inseguridad. Para unos, con tanto fervor policial, mientras más uniformados veamos en las calles y más presos en las cárceles todo funciona y se supone que todos estamos felices y contentos. Para otros, quizá con más visión de largo plazo, el combate a las causas y a las raíces profundas de la delincuencia es fundamental para disminuir la violencia.
Ahora, como si fuese un paradigma, algunos creen que el modelo Bukele es el más efectivo, pero se olvidan de que el presidente salvadoreño no solo mete presos (con todas las denuncias de falsos positivos) sino que también inaugura bibliotecas y centros sociales de atención a los sectores más empobrecidos. Pero como a ciertos personajes nefastos de la mal llamada opinión pública solo les interesa ver rejas y condenas, se hacen los locos con las causas estructurales de la violencia.
Por eso llama la atención de la propuesta gubernamental de construir más cárceles. La ministra de Gobierno, Mónica Palencia, ha dicho que la primera piedra de un nuevo centro de reclusión se colocará el 12 de enero y aclaró que no serán parques de diversiones, pero tampoco centros de hacinamiento. Según su versión, han visto cárceles de confinamiento con celdas para 80 detenidos, con dos retretes.
¿Y no será mejor disminuir la población carcelaria con acciones urgentes dentro y fuera de los centros penitenciarios? ¿No ha dicho Daniel Noboa que va a repatriar a tres mil presos a sus países de origen? ¿O eso es una declaración que espera por la respuesta de otros gobiernos? ¿En Colombia los van a recibir cuando se denuncia que allá el hacinamiento es igual o peor que acá? ¿Cuántos colombianos de todos los detenidos acá son los que se puede repatriar?
Pero también preocupa que ahora el servicio militar va a reemplazar a la obligación estatal de contar con guías penitenciarios preparados para una situación tan delicada como es la violencia dentro de las prisiones. Según la ministra Palencia, después del servicio militar, los jóvenes tendrán un aprendizaje para ser guías penitenciarios. Señaló que el general retirado Luis Zaldumbide, director del Servicio de Atención a Personas Privadas de la Libertad (SNAI), tiene muy claro el problema de las cárceles. ¿En serio lo tiene muy claro? ¿Un policía que ya sabemos no está instruido y menos inteligenciado en una materia que requiere mucha experiencia y experticia? Ojalá, ojalá sea cierto, por el bien de todos.
Por tanto, para finalizar: el país requiere una explicación clara de qué vamos a hacer con las cárceles, pero también que vamos a hacer para atacar las causas estructurales de la violencia. Y eso no es un asunto de poner primeras piedras o más retretes en las celdas. Si así fuese, con las que hay ya tenemos bastante, que no se hayan ocupado de darles el tratamiento necesario es otra cosa.
¿No será de aumentar el presupuesto social, del MIES, de salud y educación y no poner todo el grueso del gasto en la Seguridad?
Esperemos mayor sensatez para abordar un tema que ya tuvo un plan y unos resultados concretos. Esperemos. PUNTO