La compra de derivados ha superado a la venta de crudo desde que inició 2023.
No es la primera vez que el ministro de Energía, Fernando Santos Alvite, habla sobre la opción de que «los actores privados se integren en la cadena de valor de los hidrocarburos del Ecuador». Según el representante de esta cartera de Estado, esto es parte del proceso de cambiar el sistema en el país para «evitar el monopolio estatal». Es decir, pasar a manos de empresas privadas esta actividad.
El Ministro de Energía justifica la medida considerando la última cifra de gasto en importación de combustibles registrada en el Banco Central del Ecuador (BCE). En enero de 2023, esta cifra ascendió a USD 571 millones. Mientras, por la explotación de petróleo ingresaron al país USD 557 millones. Lo que se traduce en una diferencia de más de USD 14 millones en el gasto en importación de derivados.
«El país no puede seguir gastando USD 7 600 millones en importación de combustibles. Debemos impulsar una participación más equitativa del sector privado para dinamizar el mercado nacional de los combustibles», subraya Santos.
Para Nelson Baldeón, consultor geopolítico energético, hablar de privatización sin considerar las medidas óptimas que debe tomar el Estado frente a esta grave situación no es una estrategia dirigida para el bienestar de la economía del país.
«Todo se está quedando en el discurso político y mediático, mientras seguimos comprando diésel a importadores a USD 160 dólares el barril, que en su mayoría es de origen ruso de costo USD 60 dólares por barril revendido por traders«, explica Baldeón.
Este costo que representa más del doble del precio real del diésel sería consecuencia, sostiene Baldeón, de que Ecuador no negocie directamente con Rusia debido a la posición política que adoptó el gobierno al apoyar a Ucrania en la guerra, que mantienen actualmente estos dos países europeos.
«Hasta ahora no veo a las autoridades de Cancillería y Energía abriendo el camino para estudiar cómo bajan el costo de importaciones y la dependencia de las mismas. Y, al Ministerio de Economía asignando recursos a Petroecuador para incrementar la producción de petróleo. Parecería que al gobierno no le interesa ejecutar partidas presupuestarias para inversión pública», subraya el experto.
Consecuencias fiscales
Las consecuencias fiscales de que Ecuador gaste más en importación de combustibles que lo que recibe por exportación de crudo pueden ser variadas y significativas, sobre todo considerando que el país tiene una producción nacional de petróleo en declive.
Baldeón explica que el país puede experimentar problemas como: aumento del déficit comercial, mayor dependencia del mercado internacional de petróleo, disminución de los ingresos fiscales, incremento de los subsidios a los combustibles y pérdida de competitividad de la industria nacional.
Factores que marcarían la estabilidad económica de Ecuador, tomando en cuenta que este ingreso, junto a lo recaudado en el sector minero, ocupan el primer lugar las entradas monetarias que percibe el país, según el BCE.
«Es importante que los gobiernos evalúen cuidadosamente el impacto fiscal de estas situaciones y tomen medidas adecuadas para mitigar los posibles efectos negativos en las finanzas públicas y en la economía en general», resalta.
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