Editorial de Radio Pichincha
Tras la salida, adelantada y bochornosa, de don Guillermo, arribamos hoy a un nuevo ciclo político que podría generar muchas expectativas y hasta esperanzas. Y siendo así, sin duda alguna, hay que esperar por los resultados, desde hoy mismo cuando escuchemos al presidente electo, y desde hoy gobernante, el más joven de la historia, Daniel Noboa.
Sin caer en lugares comunes ni en romanticismos, lo que le toca al mandatario entrante no es fácil. Si el país que pinta el saliente en su líbelo de 900 páginas fuese cierto, todo sería más fácil y hasta cómo para el nuevo funcionario número del Estado ecuatoriano. Pero la realidad es otra y seguramente habrá muchas zonas oscuras, que ojalá se vayan aclarando con la gestión responsable de las nuevas autoridades en cada uno de los ministerios.
Esas zonas oscuras están tan definidas y hasta predecibles porque ninguno de los ministros hizo un informe de labores ni rendición de cuentas como obliga la Constitución y las leyes de la República. Se van como si salieran del estadio tras un partido de fútbol, como si dejar un cargo de tanta responsabilidad fuese un pasatiempo sin ninguna respuesta a las miles de dudas desde todos los lados.
Pero eso, ahora, ya está en manos de la nueva administración y serán los ministros y secretarios quienes nos dirán en qué estado recibieron cada una de sus carteras, si el presupuesto del 2023 se ejecutó y si fue bajo imperativos de transparencia y debido proceso contractual, en todos los proyectos y contratos firmados hasta el día de ayer.
Entonces, si las cosas están así, desde hoy tendremos la esperanza de encontrar respuestas concretas del binomio presidencial. Ya quedó atrás la campaña electoral, ya no hay ofrecimientos ni buenas frases. Hoy corresponde actuar y reaccionar frente a la realidad. Más allá de si hay o no ministros designados, lo que interesa saber es qué hará desde hoy Noboa, cuáles serán los decretos inmediatos y con qué sentido se configura su comportamiento de Primer Mandatario.
Si es verdad que, si a él le va bien, al país le irá mejor. Se requiere liderazgo y una fuerte dosis de sabiduría para tomar decisiones en circunstancias adversas. Haber logrado una mayoría en la Asamblea Nacional está bien, es un buen primer paso, pero de ahí en adelante ya no está en el poder legislativo ninguna tarea de acción inmediata y urgente. Salvo por la aprobación de proyectos de ley, todo lo demás es de absoluta acción directa del presidente.
Hoy, reiteramos, será el inicio de un nuevo ciclo político que debe arreglar el desbarajuste institucional y, sobre todo, resolver la inseguridad, el desempleo, el éxodo migratorio y la inversión pública. Caso contrario, solo veremos la continuidad de un régimen que se agotó en las mentiras y en la ineficiencia. PUNTO