Editorial de Radio Pichincha
El 2024 será recordado por el año de los apagones; así como el 2022 y 2023 por las masacres carcelarias en tiempos del banquero Guillermo Lasso; así como el 2020 y 2021 el de la pandemia, las vacunas VIP y el reparto de hospitales en la época del inefable Lenín Moreno.
Y eso que todavía falta medio año para terminar el 2024.
Oficialmente, la Corporación Nacional de Electricidad (CNEL) informó que se registrarán cortes de luz en ocho provincias. Estos apagones se darán, desde este martes 21 de mayo, en un periodo de tres horas. Eso es lo que dicen, pero de ahí a la realidad hay otros datos, pues ya el fin de semana hubo cortes en algunas zonas del país.
Ahora bien, esa misma Corporación ha dicho que los cortes de energía tienen el fin de asegurar el “óptimo desempeño” de las distintas unidades de negocio, como parte de la planificación institucional. Lo cual suena bonito, pero en verdad suena a un eufemismo de esos que no pasan ni con una “pasadera”.
Es que, para variar, estamos en tiempos de los eufemismos, las mentiras y hasta las desinformaciones oficiales, que en otros lados llaman POSVERDAD. En realidad, se trata de un modo de ocultar una realidad absolutamente cruel: no hay ningún “óptimo desempeño” y peor una “planificación institucional”.
¿O tendremos que entender que todo eso significa “óptimas pérdidas” para todos y una planificación del desastre concebido para demostrarnos que son los menos capaces para gobernar?
No olvidemos que el estiaje y todo lo que implicaba el cambio del clima se conocía y fue advertido desde diciembre de 2022. En otras palabras, tuvimos todo un año, todo el 2023, y lo que va del 2024 para trabajar en diferentes soluciones, como para que ahora nos vengan a decir que los cortes son para un “óptimo desempeño” y una “planificación institucional”.
Tampoco olvidemos que entre otras tantas causas para la caída en la popularidad y en la credibilidad del Presidente de la República está la crisis energética. Lo sabían cuando fueron candidatos, él y su binomio; cuando recibieron el gobierno y más cuando ya ejercían el cargo. Pero no, tuvieron que echarle la culpa al correísmo, inventarse el absurdo o barbaridad de que el correísmo abrió las compuertas de la presa Mazar y hasta que los “infiltrados” en el Gabinete no actuaron oportunamente.
Como se dice vulgarmente: “AHORA SE AGUANTAN”. Pero ante todo tengan claro que gobernar no es hacer tuits, ni tiktoks, menos selfies con la supuesta primera dama o montarse en trajes de militares y policías. GOBERNAR ES RESOLVER LOS PROBLEMAS, URGENTES, ATENDER LAS SITUACIONES IMPORTANTES Y CREAR LAS CONDICIONES PARA UN MÍNIMO DE BIENESTAR PARA TODOS Y TODAS. PUNTO