Editorial de Radio Pichincha
En broma y en serio al secretario de Seguridad del Gobierno de Guillermo Lasso le han dicho más de una vez que ya no abra la boca. Y conforme se lo ve en su nuevo rol parece que quienes lo señalan tienen toda la razón.
Diego Ordoñez no da pie con bola con su cargo ni con su forma de ver la realidad de la violencia de género. Ya tuvo un antecedente vergonzoso cuando fue señalado como misógino por sus expresiones contra la asambleísta de la Revolución Ciudadana, Mónica Palacios. Antes de que le suspendan definitivamente del cargo legislativo renunció y su amigo Lasso lo acogió como consejero.
El viernes pasado volvió a derrapar cuando dijo que la Fiscalía estaba atacando el prestigio de la Policía Nacional, cuando esta institución reveló que le pidió a la gendarmería vigilar y seguir al teniente Germán Cáceres, presunto autor de violencia de género contra su esposa María Belén Bernal. Y, por si fuera poco, este lunes volvió sobre sus misoginias más descaradas y obtusas. Dijo: “Aquellas que defienden la violencia encontraron un motivo para crear un relato de que se trata de un acto institucional”.
¿Quiénes son para este señor las que defienden la violencia? ¿Las mujeres? ¿Las defensoras de los derechos de las mujeres y de los derechos humanos?
Pero lo que le sale del alma es que quiere ocultar la RESPONSABILIDAD INSTITUCIONAL en la desaparición de María Belén Bernal. ¿A él le parece que no hay tal responsabilidad cuando el hecho ocurrió dentro de una institución policial? ¿Es posible descartarla cuando son los altos mandos quienes evitaron atender de inmediato un caso que ha conmocionado a todo el país?
No queda duda que este señor es de la misma naturaleza y matriz ideológica de Lenín Moreno cuando este detestable personaje de la historia reciente dijo que primero estaba la DIGNIDAD DEL ESTADO antes que negociar con los secuestradores de los tres periodistas del diario El Comercio.
Para Ordóñez como para Moreno las vidas de cuatro seres humanos, ecuatorianos, no son la prioridad, primero está la dignidad del Estado y el prestigio de la Policía. ¿Cómo se entiende un funcionario que jura defender la Constitución y garantizar los derechos de todas las personas?
Y es muy lamentable que quienes lo entrevistan dejan pasar estas cosas como si fuesen normales, como si lo que dice Ordóñez, por ser ministro o autoridad, es aceptable. Claro, son esos medios y periodistas que ahora quieren lavar la imagen del gobierno que ha tropezado en todo, que no hay un solo asunto del cual se pueda calificar positivamente la gestión. Ni siquiera la vacunación que parecería que deslumbró a algunos.
Por todo esto: ¿Es plausible que siga en el cargo el empresario Diego Ordóñez? ¿No es mejor que se vaya a su casa y sus negocios antes que seguir metiendo la pata, hablando desde una condición de poder machista y misógina? ¿Guillermo Lasso, su jefe, lo mantendrá porque es su amigo y financista de campaña?
La Asamblea no se puede quedar callada frente a esto y actuar de inmediato, dejar de lado la vacancia legislativa y responder ante la conmoción social que vive el país por la inseguridad crónica, que ayer cobró una nueva víctima con el asesinato del fiscal Edgar Escobar.
Señor Ordóñez, POR SENSATEZ, VAYA A SEGUIR HACIENDO PLATA EN SUS NEGOCIOS Y NO DENIGRANDO AL PAÍS y a su gobierno que ya tiene bastante por su inoperancia y cero sensibilidad con la ciudadanía.