El Proyecto de Ley de Salud y Cuidado Menstrual tendría que haber pasado a segundo debate en la Asamblea Nacional el viernes 9 de diciembre. Sin embargo, la votación no se dio.
Y claro, es un tema del que nos enseñaron a no hablar. Hay que abordarlo bajito a la menstruación, de cómo las mujeres viven su período y los retos que tienen.
Y en este contexto, un tema fundamental que abordar dentro del cuidado menstrual son las condiciones precarias en las que menstrúan algunas mujeres, el poco acceso que tienen a la información sobre cómo es su ciclo menstrual entre otros problemas. Esta realidad se la conoce como pobreza menstrual, del tema se conoce poco.
#CampañaMenstrual
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— #MujeresDeAsfalto (@MujeresAsfalto) November 20, 2020
La única encuesta que existe sobre salud menstrual en Ecuador, la realizó la organización Mujeres de Asfalto en el año 2020. La cual señala que el 53% de las encuestadas reportaron destinar $20 mensuales para la gestión de la menstruación. En promedio, según esta encuesta, los cuerpos menstruantes gastan $8.10 dólares mensuales en la gestión de su menstruación.
Por tanto, es importante recordar que el objeto de la ley es: “normar el derecho de las ciudadanas a la gestión menstrual en condiciones dignas y equitativas”. Además, su finalidad es: “garantizar el acceso efectivo, gratuito e irrestricto a productos y materiales de salud e higiene menstrual asequibles, sustentables y de alta calidad en centros educativos, de salud y de privación de libertad”.
Es importante detallar esto porque en la reciente sesión para debatir sobre el proyecto de Ley, mejor dicho, en la sesión que se iba a votar el archivo de la Ley, parte de los argumentos de las diferentes carteras de Estado como es la de Educación y Salud, aseguraron que sus instituciones trabajan en ello. Afirmaciones distantes a la realidad y que utilizaron como sustento para recomendar el archivo del proyecto.
Por ejemplo, el Ministerio de Salud aseguró en su descargo, que dentro de su normativa vigente para promover y garantizar los derechos sexuales y derechos reproductivos de las y los estudiantes, se estaría tomando en cuenta la salud e higiene menstrual.
Por su parte, Finanzas sustentó lo siguiente: “el elemento fundamental que habla sobre la gratuidad tiene el problema de que se constituiría como un gasto permanente”. En otras palabras, como el estado no incluye el costo de la menstruación dentro de su presupuesto, no hay plata para los insumos. Ni tampoco les interesa conseguirlo.
¿Qué dicen las organizaciones?
“En el Ecuador existen familias precarizadas que viven con dos dólares diarios”, asegura, Salome Cisneros, parte de Red en Rojo, espacio que trabaja por la eduación mentrual en el país. Por ello insiste en la necesidad de aliviar esas desigualdades. Cuenta que hay lugares donde las niñas y mujeres cortan sus toallas desechables, las dividen en la mitad para que les alcance para todo su período y es algo que también pasa en las cárceles y la ruralidad.
Salome señala que esto ha pasado a un segundo lugar porque “no habría presupuesto”.
Es critica con el argumento del Ministerio de Educación. Salomé denuncia que no se cuenta con las herramientas necesarias para ejecutar realmente un plan para una educación menstrual para las niñas incluso como Red en Rojo han identificado que aún se trata con “vergüenza el tema”, en los pocos espacios donde se habla del tema.
Adicionalmente, el Ministerio señaló que no existen los criterios técnicos para realizar una focalización y entregar gratuitamente los productos de higiene y salud menstrual. Algo que también ha repetido la cartera de Finanzas.
Para Natalia Ríos, educadora, de igual manera de Red en Rojo, quienes practican la educación menstrual no existe un planteamiento del tema como se debería. Natalia explica que lo que se hace es que la empresa privada o algún profesor, no relacionado con la menstruación, hablen con las niñas desde un enfoque diferente y que no tiene nada que ver con eduación menstrual.
Especifica que las acciones son entregarles toallas sanitarias, sin especificar ni siquiera su uso y hablar de la menstruación desde la sexualidad y brindando declaraciones como: “que ellas son señoritas que pueden ser mamás ahora que han empeza a menstruar”.
Natalia también visibiliza que no se prepara a las educaras menstruales en el país y quienes lo hacen, lo han conseguido de manera independiente y no formal porque no existen espacios.
¿Por qué quieren archivar el proyecto de Ley?
La asambleísta Johanna Moreira, la proponente del proyecto de Ley, explica que el ponente de la ley renunció antes de la votación porque habría indicado que «no estaba de acuerdo con que se archive la Ley».
Señala que lo correcto habría sido que el ponente pida la votación y solicite que el texto regrese a la Comisión. También indica que el ponente debió solicitar que se designe a uno nuevo.
“Tengo conocimiento que el presidente de la Comisión ha indicado que no existe sustento legal para designar un nuevo ponente”, asegura la asambleísta. De igual manera, agrega que se quiere poner en conocimiento a la secretaría jurídica de la Asamblea para que pueda realizar un alcance de lo que se pueda hacer en la comisión.
Lo que significa según dice la asambleísta, es darle más largas a esta oportunidad de contener a las mujeres que menstrúan en condiciones precarias.
Son varios temas que engloba la salud menstrual en el país, hay colectivas y autoridades que han encaminado este tema para que deje de ser un secreto. Sin embargo, hay mucho camino por recorrer. Y son las voces valientes de las personas menstruantes las que ponen sobre la mesa el debate.