El nuevo presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, pronunció ayer su primer discurso público desde que asumió el cargo, coincidiendo con el 27 aniversario de la reunificación alemana de 1990.
En su alocución por el Día de la Unidad, manifestó que se abre un nuevo momento histórico con la vuelta de la extremaderecha al Bundestag, el Parlamento Federal y la necesidad de conformar un gobierno de consensos.
Steinmeier se refirió a que las elecciones evidenciaron la existencia de nuevos “muros” y “divisiones” en la sociedad germana. El presidente advirtió que su país no tiene capacidad de recibir más refugiados y dijo que era necesario “diferenciar quién precisa protección ante una persecución política de quien huye de la pobreza”, ya que a que cada uno de esos grupos no les asiste “el mismo derecho”, advirtió.
Habló de la necesidad de una “inmigración ordenada” basada en los intereses económicos y sociales de Alemania, despistando sobre si la extremaderecha que se sumó al Bundestag, no estaría también incorporándose a la presidencia.
Si bien el cargo de presidente es meramente decorativo en Alemania, sus dichos representan un cambio de discurso evidente, de lo que era el mensaje de la ganadora de las elecciones, la canciller Ángela Merkel.