Editorial de Radio Pichincha
A don Guillermo le encanta reunirse con delegados del Congreso y del Gobierno de EE.UU. Sin duda alguna, parecería que ahí se siente fuerte, respaldado o finge que con eso puede mostrar otro rostro hacia afuera de Ecuador.
Con ningún otro país se ha reunido tantas veces, ha viajado para allá y hace explícito su apego a la agenda estadounidense para América Latina. Tan es así que ayer no estuvo en la cumbre de presidentes latinoamericanos para abordar las graves dificultades de la inflación global. Seguramente no le dieron permiso desde Washington.
Una Cumbre de esa dimensión con mandatarios vecinos, cercanos, con los mismos problemas y hasta buscando una solución concertada no es parte de las prioridades de don Guillermo. Y eso dice mucho. O, por el contrario, explica a quién se debe, a quién obedece y por qué razón está ausente del concierto de naciones hermanas y cercanas para resolver problemas comunes.
Claro, el señor Lasso para mostrar una supuesta faceta de plural, cuando se refiere a China suele decir: “Le dije en la cara al presidente Xi Jinping”. Pero jamás le oiremos decir: “Le dije en la cara a Joe Biden”. Jamás, seguramente porque a ese personaje no lo puede ni siquiera chistar.
Parecería que, para el Gobierno ecuatoriano, EE.UU. le sirve de escudo y hasta de blindaje en el momento más crítico. Supone don Guillermo que respaldándose en tuits de agradecimiento por las visitas y las delegaciones gringas vía zoom o presenciales él gana prestigio y hasta cierto nivel de reconocimiento internacional. Pero se olvida que podrá tener mil reuniones, todas las que quiera, pero en la prensa mundial lo único que cuenta, para la generación de opinión sobre Ecuador, es que el presidente de este país andino está procesado por supuesto peculado y podría ser destituido del cargo.
Ayer se puso chinchoso porque ha hablado con el señor Christopher Dodd. Lo que el país debe saber es que ese señor dejó de ser Senador en el año 2011 y pasó a ser lobista y abogado. Habla con amigos de Biden sin ningún peso político o incidencia, pero como todo se llega a saber en esta vida, pues ahí tienen una prueba más de su poca capacidad de usar bien la información.
¿Acaso piensa don Guillermo que EE.UU. le va a salvar del juicio y cuando ocurra una destitución dirán que solo lo reconocen a él y nada más? ¿Habrá escuchado a su embajadora en Washington lo que significa el silencio de los congresistas y también cómo se están procesando los informes de organismos mundiales de defensa de los derechos humanos sobre las graves violaciones en junio del 2022?
Esa embajadora y el canciller -el actual y el renunciado- saben que con un solo informe de las denuncias metido en una comisión del Congreso estadounidense bastaría para no pronunciarse nunca más sobre un posible respaldo al actual mandatario.
Y no nos olvidemos que fue el embajador estadounidense en Quito quien primero alertó de la existencia de narcogenerales y jueces y fiscales comprometidos con el narcotráfico y las mafias criminales. Eso, en la práctica diplomática de Washington, no es menor, no es cualquier cosa. Dice mucho y advierte de todo.
Por supuesto que estamos en contra de la intromisión extranjera en asuntos internos de cualquier Estado. Pero solo por referencia lo mencionamos. Claro, para algunos lo que diga la embajada es ley, lo que deje de decir también. Pero aquí cuenta lo que está pasando en democracia, sin manifestaciones callejeras ni movilizaciones populares. Incluso, cuando éstas ocurrieron y se cayeron presidentes, la mismísima embajada dejó abierta la salida. Por tanto, don Guillermo: no haga tantos esfuerzos por convencerse que poniendo más de un tuit semanal a causa de sus reuniones con los delegados gringos, usted ya tiene asegurada la venia de don Joe Biden. PUNTO.