La candidata a la Presidencia de la República por la Revolución Ciudadana, de 45 años, asegura que su movimiento es más que eso, es un proyecto, que busca la transformación de la patria. Eso no pasa con los otros partidos políticos.
Al escucharla hablar de lo que implica ‘recuperar la patria’ sale a relucir su vehemencia, su apego a lo que llama no solo un movimiento sino un proyecto: la Revolución Ciudadana (RC5). Luisa Magdalena González Alcívar tiene 45 años y es una de las militantes, que se ligó al gobierno del expresidente Rafael Correa, sin palancas, solo con una hoja de vida y sin más experiencia que la de asistente de investigación en la UIDE, subraya.
En el 2008 empezó como asesora de Comunicación y fue escalando hasta llegar a ser Subsecretaria encargada de la Agenda Presidencial e incluso Secretaria General de la Administración Pública y coordinar con todos los ministros. Después fue ministra y hasta cónsul en Alicante, España.
Hasta mayo, antes del decreto de muerte cruzada, fue asambleísta, por Manabí, provincia que hasta el 2019 se mantuvo como un bastión del correísmo. Aunque, tras las elecciones seccionales del 2023, la Revolución Ciudadana aún mantiene su fuerza.
Arriba de la tarima, sin chaleco antibalas -como se ha observado a otros candidatos incluso en ruedas de prensa – les dice a los seguidores que es el momento de retomar el control del país y quitárselo a la banca, a la derecha neoliberal que les ha quitado derechos y ha destrozado todo.
«Vamos juntos (‘vamo junto’ se le oye, con un acento manabita que no ha perdido) porque pese a las duras circunstancias tenemos que levantarnos fuertes y dignos. Es hora de recuperar la fe, los sueños que nos arrebataron van a volver», dijo la candidata por la Revolución Ciudadana, la noche del 16 de agosto, en el cierre de la campaña, realizado en Solanda, sur de Quito.
En medios de comunicación la han llamado ‘títere’ de Rafael Correa, con quien la han vinculado hasta sentimentalmente, y han dicho que es candidata de la RC5 por cualidades extrapolíticas. Ella ha reiterado que Correa, el expresidente, será su asesor y que tiene un equipo para sacar adelante al Ecuador, porque ya lo hicieron. Y recuerda que en el 2017, la tasa de homicidios por 100 000 habitantes era de 5.6, mientras este 2023, quizá se llegue a los 39.
Luisa, la mamá
También, en redes sociales la han atacado por haber sido madre adolescente y por ser lo que acá, equivocadamente se denomina ‘madre soltera’, como si la maternidad tuviera estado civil. Luisa González evita hablar de temas familiares, por seguridad, porque sus hijos así lo prefieren y porque se muestra como una persona que no comparte aspectos de su vida con cualquiera.
Así, sin muchas ganas de contarlo, responde que César, su hijo de 29 años, vivió su trajín de funcionaria pública, sin horario. Y creció acompañándola primero a varias clases en la Universidad Central, donde estudió la mayor parte de su carrera de Leyes, antes de conseguir empleo y beca en la UIDE, y luego lo llevaba al trabajo.
Las vacaciones escolares de la Sierra coincidieron con la campaña electoral y eso le ha servido a Luisa. Ella llama continuamente a su hijo Josué. Seguido, su hijo le dice que quiere verla; a veces ella corre hacia donde él está, pero en otras ocasiones le responde que no puede.
Como miles y miles de madres, Luisa González busca dividirse, para poder criar a sus hijos y desempeñarse en otros ámbitos. «A mis hijos les he explicado que ellos son dos y afuera hay millones de niños que no cuentan con condiciones dignas, no tienen una casa, comida o educación y que su mamá los puede ayudar y que es el esfuerzo que hacemos».
¿Le pasa a Luisa lo que a otras madres, que vemos en otros niños a los propios?
«Sí, veo a otros niños y jóvenes como si fueran los míos», contesta sin dudar.
¿Cómo se siente al ver a un estudiante, de 16 años, asesinado en la acera de su colegio, en Guayaquil? Le parte el alma lo sucedido ayer; lo siente en el fondo de su corazón, por eso toma como una obligación brindar de inmediato seguridad a los niños, también condiciones de vida dignas.
«Cuando en los recorridos, muchos niños me han abrazado y han llorado, siento que abrazo a mis hijos, los veo a los ojos y veo a mis hijos. Eso me parte el alma y me motiva a tener la valentía para enfrentar las circunstancias en las que estamos».
Luisa González es una mujer de familia. Cada vez que tiene tiempo busca ir a ver a sus padres y a su abuelo Santo Alcívar en Canuto, en Chone, Manabí. En sus intervenciones e incluso en los videos que comparte se evidencia que pone a Dios en el centro de su vida, es cristiana. Lo primero que hace al empezar el día es orar, le pide a Señor que la dirija, que proteja a su familia y a ella misma, también a sus amigos, a la patria. Y enseguida telefonea a su mamá y habla con sus hijos.
En ese sentido, al ser cristiana, no aprueba el aborto. Pero siempre reitera que el aborto por violación rige en Ecuador y que no planea poner en marcha políticas regresivas en derechos. Como otras personas en su línea dice que también hay que legislar para castigar a los violadores.
Quizá no se ha dado cuenta, pero es feminista a su manera. Defiende la capacidad de las mujeres para liderar. Resalta el trabajo incansable de mujeres de la Revolución Ciudadana, como Paola Pabón, prefecta de Pichincha y presidenta del Congope. En 2016 la conoció, cuando era Ministra de la Política y cuenta que que era tan profesional que si le pedían traer un elefante verde con pintas rosadas, lo hacía.
En esta campaña ha enfrentado la violencia política, también como funcionaria pública con rumores. En estas semanas le ha molestado observar videos en TikTok, a favor de Jan Topic, auspiciado por PSC y Centro Democrático, en los que se sostiene que se requieren ‘huevos’ para manejar el Ecuador y combatir la inseguridad. En uno de ellos incluso se observa una cubeta de huevos.
Ante eso, Luisa González comenta, sarcástica y juguetona, que la que pone los huevos es la gallina. Luisa, en las entrevistas, ofrece cifras, toma nota para no perder el hilo y responder. Es abogada y tiene dos maestrías en alta gestión y en economía del desarrollo. Las mujeres -apunta- somos sumamente fuertes y valientes, siempre dice que la fiera más brava es una madre, cuando se meten con nuestros hijos.
«Con esa valentía con la que se enfrenta un ataque y como madre doy la vida por mis hijos, doy mi vida por este proyecto de patria, por mi país», señala y reflexiona: «la violencia a las mujeres, pasa por un tema estructural, estamos siendo invisibilizadas, como dijo el mismo candidato de los huevos, que detrás de él está su mujer».
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