Editorial de Radio Pichincha
Durante los 30 meses que Lasso gobernó el país, el cinismo se instauró como una política de Estado. Más allá de las múltiples denuncias por irregularidades, presuntos delitos y la negligencia manifiesta de él y sus colaboradores; la desfachatez y la desvergüenza con la que dirigieron el país es impresionante.
Aunque ya sabemos mucho de lo que “Don Guillermo” hizo, no hizo y dejó hacer, en esta ocasión hablaremos de uno de los hombres que cogobernó con él y que gozó de total impunidad, mientras fungía como uno de los funcionarios con mayor poder en Ecuador, el señor Sebastián Corral Bustamante.
Corral trabajó varios años como gerente general en Teleamazonas; además, fue un hombre muy cercano a Fidel Egas, dueño del Banco Pichincha y todo su conglomerado empresarial. Mientras él dirigía este medio de comunicación, el canal se mostró en una campaña abierta en favor de la candidatura de Guillermo Lasso. Cuando llegó a ser presidente, él se incorporó inmediatamente a ese Gobierno como Embajador del Ecuador en el Reino Unido y, luego de algunos meses, ocupó uno de los cargos de mayor confianza para un Jefe de Estado, la Secretaría de Gabinete y de la Administración Pública.
Quizá esto ya cause un poco de escozor, pero apenas vamos por el inicio. Corral no solo era gerente de Teleamazonas, sino que también es dueño del 30% de sus acciones; es decir, casi la tercera parte de esta empresa. Cuando llegó a ser secretario de la Administración Pública, el canal mantenía contratos con el Estado y con la Presidencia de la República, algo que no solo marcó un conflicto de intereses, sino que fue denunciado como una presunta ilegalidad.
En ese momento, a pesar de las múltiples denuncias públicas, ni la Fiscalía ni la Contraloría se pronunciaron; pero, luego de tres meses, la Contraloría General del Estado publicó un examen especial, en el cual se advierte que el nombramiento de Corral se dio en contra de lo que determina la Constitución; ya que, él mantenía una prohibición expresa para ejercer estas funciones por los contratos vigentes que mantenían dos de sus empresas con el Estado.
Además, se hizo referencia a las cuentas y operaciones financieras que mantendría en el exterior, en un país considerado como paraíso fiscal, algo que también está prohibido por Ley.
Todo esto nos muestra, una vez más, que la justicia selectiva es una tesis que cada vez toma mayor vigencia en Ecuador, pero, no solo eso, sino que tuvimos un Gobierno, un presidente y varios funcionarios que hicieron lo que les dio la “regalada gana” con el país y que no guardaron ni las formas con tal de sacar provecho y beneficiarse, junto a sus amigos y sus empresas. PUNTO