El activista y exlíder sindical cree que el neoliberalismo conduce los destinos de nuestro país.
Punto Noticias. A criterio de Fausto Dután, exdirigente sindical y activista político, el mundo está viviendo el colapso del imperialismo, que es el capitalismo en su máxima expresión, como resultado de la crisis provocada por el coronavirus.
A decir de Dután, la crisis económica, política, social, psicológica, cultural es causada por un virus desarrollado en los laboratorios del propio imperialismo, con objetivos estratégicos y geopolíticos muy claros.
El activista político sostiene que Ecuador, actualmente, es un ejemplo de ese tipo de políticas, que llevan a pensar cuánto hay que ganar o cuánto se ha dejado de ganar y qué tenemos que hacer para ganar más.
“Les importa un comino el pueblo, la clase obrera, los campesinos. No está en su agenda ver las condiciones en que estos sectores están este momento, sin trabajo y sin salarios”, protestó.
Como ejemplo señaló que, mientras la Organización Mundial del Trabajo (OIT) señala que la covid es una enfermedad profesional, el ministro de Trabajo ecuatoriano suscribe un acuerdo mediante el cual dispone que el nuevo virus no es una enfermedad profesional.
El objetivo de este acuerdo es evitar que los trabajadores, a los que se les está obligando a volver a sus labores, exijan la indemnización que les corresponde, si fallecen con la pandemia, según el exlíder sindical.
Para Dután, la disyuntiva es: o la humanidad persiste en tolerar la existencia de un sistema depredador de la naturaleza y el ser humano, como es el sistema capitalista, o, por la realidad tan dura que vive por el coronavirus, renace el amor por la vida, la necesidad de que pensemos en la solidaridad y no en la rentabilidad.
Está convencido de que es visión rentista, neoliberal perversa, inhumana, es la que está conduciendo los destinos de este país y prueba de ello son los despidos de médicos y enfermeras, en plena crisis sanitaria.
Por todas estas razones, convocó a un primero de Mayo combativo, de protesta, en el que, si bien no podemos salir a las calles por las restricciones de movilidad, el ciudadano debe hacer presencia desde las ventanas, balcones, terrazas, a través del cacerolazo, con pitos, etc., en protesta contra las políticas neoliberales.