Incluso habló de la falsa libertad con la que Uribe volvió mercancía a la salud o educación, haciendo de Colombia uno de los países más desiguales del mundo.
El periodista colombiano, Víctor de Currea-Lugo, instó a la población ecuatoriana a no renunciar al control ciudadano y la supervisión de los espacios democráticos frente al nuevo Gobierno, pues cometer este error le podría pasar factura tal cual al vecino país.
Manifestó la necesidad de no creer en narrativas del enemigo externo donde se permitan tomar decisiones que trasgredan derechos bajo la premisa de no volverse Venezuela, cuando la crisis económica actual proviene de políticas neoliberales que se impulsaron desde el régimen de Lenín Moreno con complicidad de una mayoría en la Asamblea Nacional.
Criticó que en una especie de cruzada en el que se quiere resucitar a la guerra fría el “uribismo” defina quienes son buenos o malos y desde ahí que se envíe emisarios a Ecuador buscando sembrar el terror contra la idea del Castro-Chavismo, precisamente cuando ha sido electo un nuevo Gobierno con el que se siente cómodo.
Recordó que tanto Iván Duque y Álvaro Uribe estuvieron comprometidos en la campaña de Donald Trump en EEUU, se metieron a las elecciones de Ecuador para instaurar la supuesta financiación a la campaña de UNES por parte del ELN y ahora buscan introducirse en las elecciones de Perú.
“Por eso el mensaje del Presidente electo apunta a mirar con mucho cuidado y obediencia del ejemplo de Uribe, que en la práctica ha sido de intromisión en otros Estados”.
Afirmó que Álvaro Uribe jugó un papel fundamental en las políticas neoliberales de Colombia, deterioro de la democracia y monopolio de la fuerza, contrario a lo señalado por el ahora mandatario ecuatoriano Guillermo Lasso quien señala al uribismo como un ejemplo de división de poderes y garantías democráticas: “Eso no se observó en el Gobierno de Uribe y si Lasso tomará ese camino espero que el pueblo no sufra lo que Colombia”.
Resaltó la importancia de que la sociedad no genere un debate apasionado sino que lo haga acorde a la realidad porque caso contrario vivirá una dramática polarización debido a los falsos positivos como ocurrió en Colombia cuando el uribismo creó una serie de prácticas para justificar la judicialización o muerte de sus opositores.
Detalló, por ejemplo, la ejecución de 6.402 jóvenes quienes eran detenidos por el ejército bajo el argumento de oferta laboral aprovechándose de su condición de pobreza, para luego vestirlos de militares y asesinarlos con el fin de culpar a los grupos irregulares.
“Las consecuencias no llevan a la democracia, porque se cooptaron los organismos de control del Estado, se persiguió a los opositores con procesos judiciales o se los mata”.
De Currea-Lugo, incluso habló de la falsa libertad con la que Uribe volvió mercancía a la salud o educación, generando una de las más grandes desigualdades en el mundo, pues la brecha entre ricos y pobres es alta: “Ojalá el neoliberalismo, autoritarismo, violación del Estado de derecho no sea el ejemplo al que Lasso se refiere cuando habla de Álvaro Uribe”.