Cientos de personas festejan en las calles de Barcelona y otras ciudades catalanas la declaración de independencia votada por el Parlamento de esta comunidad autónoma.
Pese a la presión ejercida desde el gobierno central español para prohibir esta decisión unilateral y de la Unión Europea asegurando que Cataluña no podría formar parte de esa unión, los catalanes sostuvieron la idea de autodeterminación y con 70 votos a favor, 2 abstenciones y 10 en contra proclamaron la república independiente de Cataluña.
La votación se realizó a través de un procedimiento excepcional y con un grupo de diputados opositores a la independencia generando un clima enrarecido al irse del hemiciclo. Para evitar reprimendas legales, el voto se realizó de manera secreta, mientras se escuchaba el clamor popular que llegaba desde el exterior del recinto.
La República catalana es descrita como un Estado independiente y soberano, de derecho, democrático y social. La respuesta desde España no se hizo esperar y el Senado aprobó la aplicación del artículo 155 de la Constitución que le da el poder absoluto al presidente de España, Mariano Rajoy, para obligar a Cataluña a cumplir con sus deberes constitucionales.
En el Senado solo votaron en contra de la aplicación de este artículo, los miembros de los partidos catalanistas y de Podemos.
Rajoy debe disolver el gobierno catalán y convocar a nuevas elecciones en un plazo de menos de seis meses para reconducir a la comunidad autónoma dentro de los parámetros legales del Reino de España. Para ello se han desplegado miles de efectivos del ejército y de las fuerzas de seguridad en el territorio y en las zonas fronterizas.
El presidente ha buscado con sus declaraciones tranquilizar a la población, asegurando que cumpliría con su deber. Las maneras arcaicas de abordar los problemas que tiene Rajoy es lo que genera intranquilidad en la población.