En la noche de ayer renunció Jacob Zuma al cargo de presidente de Sudáfrica. Dijo hacerlo para no provocar una división interna dentro del Congreso Nacional Africano, el partido que gobierna la nación africana.
“Debo aceptar que si mi partido y mis compatriotas desean que me retire del cargo, deben ejercer tal derecho conforme a lo estipulado en la Constitución”, dijo el líder de 75 años en un mensaje televisado.
“He tomado la decisión de renunciar a la presidencia con efecto inmediato”, manifestó, asegurando también que “estoy en desacuerdo con la decisión de la dirigencia de mi organización”.
Para el CNA es incompatible que Zuma se mantenga en el cargo mientras se investigan posibles casos de corrupción que lo involucran. En diciembre se decidió que el vicepresidente Cyril Ramaphosa ocupara la dirección del partido y ayer asumió la presidencia interina del país.
Se espera que hoy se realice la ceremonia en la cual el parlamento sudafricano elegirá a Ramaphosa oficialmente como primer mandatario, como anunció la presidenta del parlamento Baleka Mbete.
El país está expectante del discurso de asunción de Ramaphosa donde planteará las principales perspectivas de su gobierno, para luego debatir el próximo lunes con la bancada parlamentaria.