«Vivimos una vida precaria, que no es vida para un ser humano. No es justo y no queremos que nuestros hijos vivan lo que vivimos», dijo Ángel Preciado, uno de los extrabajadores afectados por Furukawa.
Punto Noticias.- Justicia y reparación es lo que exigen los extrabajadores de la empresa Furukawa, que llegaron a Quito este miércoles 11 de mayo para movilizarse hasta la Corte Constitucional, por el caso de esclavitud moderna por parte de esta empresa durante 60 años.
Con pancartas y consignas, los exempleados marcharon por la avenida Colón, al norte de Quito, para llegar hasta los exteriores de la Corte y pedir a los jueces que fije una fecha para una audiencia sobre el caso y que visite los campamentos en Santo Domingo.
Alejandra Zambrano, abogada de los afectados, explicó que existen dos procesos en curso: el primero que representa a 123 accionantes; mientras que un segundo recurso fue presentado ante la Defensoría en favor de 218 personas.
Sobre este último, la jurista detalló que la semana pasada un juez de Santo Domingo emitió una sentencia en la que dictaminó que no se ha demostrado una violación a los derechos humanos de los extrabajadores, deslindado la responsabilidad de la empresa y del Estado.
Por esta razón, las víctimas y los representantes legales pidieron que la audiencia se adelante y se pueda hacer justicia para todos los exempleados.
🔴#ATENCIÓN | A esta hora, extrabajadores de la empresa Furukawa realizan un plantón en los exteriores de la @CorteConstEcu, en exigencia de justicia y reparación por este caso. Piden a los jueces el salto cronológico del caso, que fije audiencia y que visite los campamentos. pic.twitter.com/frhDHZWAin
— Radio Pichincha (@radio_pichincha) May 11, 2022
Ángel y María Preciado son parte de las personas cuyos derechos fueron vulnerados por esta empresa. Ellos indicaron que han luchado en contra de Furukawa por más de 4 años, en busca de justicia y reparación.
«Vivimos una vida precaria, que no es vida para un ser humano. En un desalojo me metieron preso por mucho tiempo. No es justo y no queremos que nuestros hijos vivan lo que vivimos», dijo Ángel.