La Misión de Asistencia de la ONU en Afganistán reveló un informe que indica que durante el 2017 más de diez mil civiles perdieron la vida o resultaron heridos a causa de ataques suicidas, artefactos explosivos, combates o bombardeos.
El reporte, que fue realizado en conjunto con la Oficina del Alto Comisionado de los Derechos Humanos advierte que se reportaron 3.438 muertos y 7.015 heridos durante el año pasado.
“El costo humano de esta horrible guerra en Afganistán– las muertes, la destrucción y el inmenso sufrimiento – es demasiado alto”, aseguró Tadamichi Yamamoto, el representante especial del Secretario General en el país, durante el lanzamiento del informe el Kabul.
El informe considera que deben emprenderse medidas más fuertes que protejan a los civiles y llama un diálogo entre las partes para terminar el conflicto. “Tenemos que trabajar en un acuerdo de paz para terminar el conflicto. Los esfuerzos colectivos deben redoblarse para ponerle fin”, expresó Yamamoto.
ONU organiza una serie de eventos donde se discute el impacto que está teniendo esta guerra de más de 15 años en la población civil, en el que participan representantes del gobierno, organizaciones de mujeres, la Comisión Afgana de Derechos Humanos, parte de la sociedad civil y las instituciones religiosas.
En diferentes ciudades del país se busca ampliar el debate respecto de estas temáticas, incluyendo medios de comunicación, incluyendo algunas de las ciudades donde se contabilizan más víctimas civiles como Herat, Kandahar y Kunduz.