Editorial de Radio Pichincha
Vamos a insistir una vez más: SEÑOR PRESIDENTE NO INSULTE LA INTELIGENCIA DE LA CIUDADANÍA ECUATORIANA.
Usted puede donar el sueldo, pero si algún día, por puro arte de imaginación, usted dona las utilidades de su banco, los rendimientos financieros de sus empresas en paraísos fiscales, entonces estaríamos hablando de un acontecimiento espectacular, que ni en las mejores películas de ciencia ficción veremos en los próximos siglos.
Es ofensivo querer lavar la imagen del mayor escándalo de la historia de un Gobierno señalado con supuestos nexos y vinculaciones con el narcotráfico y en particular con la denominada “Mafia Albanesa”.
O es un acto de naturaleza esquizofrénico de un personaje de la política que vive en dos realidades o en una burbuja que su entorno se encarga de alimentar con datos falsos o una manipulación de cifras de la realidad, en todos los sentidos.
Es doloroso, además, que el trabajo de un presidente, con una remuneración pagada por el pueblo ecuatoriano, sea considerado una dádiva de parte del receptor de ese salario para entregar como una limosna a quien cree que puede usar políticamente.
MUY LAMENTABLE.
Todo ello ocurre, como si desde los cielos un mandato divino le iluminaria, pero se transforma cuando anoche mismo sale a enfrentar al periodista Andersson Boscán como un enemigo al que quiere aniquilar y con quien era el mejor aliado cuando le interesaba llegar a la Presidencia.
Por eso es difícil esperar un acto de sensatez para entender que lo ocurrido con tantas denuncias se convierte ya en una batalla de aniquilamiento de los adversarios, a pocos días donde «extendió la mano” y llamó a un “encuentro nacional”.
No solo da tristeza, ya ha llegado el momento de contener la náusea. PUNTO.