El jueves 15 de febrero, en segunda vuelta, se elegirá a rector y a tres vicerrectores. Entrevista con el candidato de Soy Central. Aún esperamos la apertura del candidato de Adelante UCE.
Un veterinario, graduado en la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Universidad Central, de donde también fue decano, busca ser Rector. Se trata de Eduardo Aragón, de 54 años, candidato por Soy Central, cuyos vicerrectores son Gustavo Pinto, Mariela Balseca y Lucy Baldeón. Las elecciones serán el jueves 15 de febrero.
El otro candidato es el médico Patricio Espinosa, por Adelante UCE, cuyo equipo dijo a Radio Pichincha no tener tiempo para una entrevista, por el momento.
Eduardo Aragón ha sido profesor de la Universidad Central, desde el 2003. Aunque entre 1992 y 1995 se desempeñó como ayudante de cátedra. Hace 23 años obtuvo un PhD, en la Universal Federal de Minas Gerais, de Brasil.
¿Por qué decidió candidatizarse para rector de la Universidad Central?
Hace cinco años me candidaticé al rectorado, por primera vez. Desde estudiante he sido crítico; me molestaban situaciones que se producían en esa época, con grados de violencia, provocadas no solo por un grupo que hasta ahora perdura sino por otros más.
En el 2012 empecé a golpear puertas y a proponer cambios, cuando decidí involucrarme políticamente. Me motivó ingresar a esto, para conseguir un cambio en la Universidad Central, pero algo real. Es difícil con la crisis económica, pero no por ser pública tiene que ser pobre. La Universidad Central en algunos aspectos ha avanzado muy despacio.
¿En cuáles?
En infraestructura se ha detenido y eso es producto de un oso perezoso que es la compra pública, en otras universidades eso funciona y camina más ágilmente. Me parece que nos hemos detenido en eso.
En investigación, la Universidad Central ha avanzado. En 2014 éramos muy poquitos investigadores, 11 profesores con PhD y de ellos nueve de Medicina y Veterinaria. Claro que otros profesores hacían investigación sin el título. Se ha dado la oportunidad a otros colegas de que hagan sus doctorados, ahora somos 450 con PhD. Pero también los procesos académicos y de investigación se pueden optimizar, con un trabajo desde Talento Humano.
¿Eso implicaría recortes?
No, hay bastante personal que se ha jubilado. Pienso mas bien en oportunidades para que el trabajo sea ágil y se complemente con otras actividades, pensando en su bienestar y salud mental.
¿Cuántos trabajadores tiene la Universidad Central, con profesores y personal administrativos?
Entre trabajadores y personal administrativo unos 800 y en profesores titulares 1 250. Necesitamos darles estabilidad a los profesores con contrato. Sí tenemos planificado organizar un concurso para empleados, trabajadores y profesores. Y avanzar en algo que se ha estancado también a lo largo de estos años: la recategorización para profesores.
Muchos profesores han trabajado en su carrera, para ser escalafonados. Los profesores con PhD hemos batallado con eso desde 2010. Tenemos derecho a solicitar ser principales, como dice la Ley Orgánica de Educación Superior, que se expidió en octubre 2010.
Yo no soy profesor principal, ya que no se han hecho los concursos correspondientes.
Desde 2019, universidades como la Central enfrentan recortes en sus presupuestos. ¿Cuál es su posición?
Nosotros estamos convencidos de que tenemos que exigir lo que nos corresponde, a través del diálogo y estrategias presentadas al Gobierno, pero también debemos estar conscientes de que hay cosas en las que no se nos puede atender con prontitud.
¿Qué plantea su equipo para conseguir más recursos?
Con nuestro equipo buscamos la creación de nuevas empresas públicas y centros de educación continua. Además creemos importantes las alianzas con universidades internacionales. En el continente asiático hay opciones con universidades chinas y rusas, que quieren darnos no solo conocimientos sino recursos.
Considero que hay tres pilares para obtener recursos: el presupuesto nacional, la autogestión y las alianzas estratégicas con entidades nacionales, extranjeras, públicas y privadas.
¿Hace falta que la Universidad Central levante la voz, al ser fuente de pensamiento; se pronuncie más sobre lo que ocurre en el país?
En la Universidad Central, con orgullo y sin vanidad, trabajamos los mejores profesores; el talento humano incluso está en funciones administrativas. Por eso queremos hacer una universidad con puertas abiertas, que no sea un búnker, escondido.
Tenemos que fomentar la vinculación con los más necesitados y hacer alianzas con empresas que permitan que nuestros chicos tengan su bolsa de empleo y pasantías; inyectar ese espíritu emprendedor, para que sean con el tiempo los generadores de empleo. Sé que es difícil al principio, muchos de nuestros estudiantes tienen una restricción económica para cumplir sus sueños.
Con muchas cooperativas e instituciones financieras, haremos alianzas, para desarrollar el proyecto Mi primer crédito.
También debemos impulsar, la oferta de posgrado, maestrías con más especialidades. En la Universidad Central se brinda servicios de calidad no promocionados y ha sido una trampa el proceso burocrático que puede ser engorroso; prefieren ir a un sitio en donde incluso el pago es más rápido.
Asimismo impulsaremos mucho la educación continua, la Central está rezagada.
Senescyt, año tras año, dice que la mayoría de chicos quiere seguir carreras de Ciencias de la Salud y Administrativas. ¿Han pensado en ajustar la oferta?
Estamos convencidos de que hay que ofrecer otras carreras; darles la oportunidad a los jóvenes de estudiar carreras técnicas, como gastronomía y de volverse auxiliares de veterinaria, asistentes agrícolas o asistentes legales. Son carreras intermedias.
Entiendo que la señora vicerrectora académica y de posgrados está trabajando en eso, nosotros continuaremos y revisaremos.
En cuanto a educación continua, ¿en qué está pensando?
Ahora nos hemos centrado en capacitación para internos. Se habla mucho del inglés, para nosotros la enseñanza de ese idioma será el pilar en estos cinco años. Aún es la mayor debilidad de nuestros jóvenes, para acceder a una beca o un trabajo internacional.
En el rectorado de Édgar Samaniego se construyó un edificio para la enseñanza de idiomas y se hizo acuerdos con embajadas, para donación de equipos. ¿Qué pasó?
Para una comunidad tan grande como la centralina ese edificio ha quedado corto y no hablo de infraestructura sino de número de profesores. También hay que buscar, a través de la ‘U. digital’, clases a distancia. Tenemos un plan, en el que el inglés es de lo más importante, podemos ofrecer (clases) a nuestra comunidad y también a la externa, a la sociedad.
¿Qué otros cambios cree que se deben aplicar en la Universidad Central?
Tenemos 72 carreras y todas deben estar orientadas a organizar congresos, quizás uno nacional en los años pares y uno internacional, en los impares. Eso nos permitirá generar no solo recursos sino ciencia. Queremos que el mundo conozca la ciencia que producimos y que el énfasis de proyectos de investigación esté en colaborar con la sociedad ecuatoriana.
La Universidad Central ha apoyado doctorados, inclusive el financiamiento de tesis, que se han orientado a servir más a universidades extranjeras. Queremos, por ejemplo, que ahora que hay apagones se analicen energías alternativas.
¿Cómo es el tema de la infraestructura de la Universidad Central? La pileta de la Plaza Indoamérica luce en malas condiciones, sin agua.
Es una pena, en ocasiones se dice que el costo del agua es muy alto, pero la pileta es un emblema. Debemos hacer una universidad sostenible, no solo financieramente sino en armonía con el ambiente. Se podría cosechar el agua lluvia, para que en la pileta se use un sistema de reciclaje o esa agua nos sirva para las aguas servidas. Veremos, vamos a dejar huella en nuestra universidad, para el bien de la gente
En cuanto a obra física, ¿hay alguna que piensa que podrían dejar en su período?
Tenemos espacios maravillosos que son patrimonio. A la Residencia Universitaria, no podemos tumbarla, no solo porque la Ordenanza lo prohíbe, está deteriorado. No podría convertirse en un hotel (como plantea el otro candidato), pero sí en una unidad de investigación. Hay algo que no se ve pero que está a punto de colapsar: el alcantarillado está muy saturado; son tubos de cemento que tienen décadas y ahora se están produciendo filtraciones, es una bomba de tiempo.
Más allá de construir edificaciones, es el momento de construir universidad, bienestar y tenemos que mostrar lo que somos y pensamos.