Editorial de Radio Pichincha
Empecemos por el modo que se expresa la fiscal Diana Salazar: ¿a dónde apuntaron ayer sus palabras cuando señala supuestos hechos y supuestos inculpados y no da una sola señal de que con eso se está realmente combatiendo al crimen organizado? ¿No fue acaso un mensaje con un hondo sentido de revancha y quizá con un “chanfle” hacia el concurso para nombrar jueces en la Corte Nacional de Justicia?
Normalmente un acto de esta magnitud, con una treintena de detenidos, más de 75 allanamientos y un sinnúmero de imágenes que no prueban nada, solo pondrían a pensar en dos escenarios:
1.- Se han demorado para tan “poco”.
2.- Lo hacen en el momento político más oportuno para desviar la atención de lo que el Ecuador ha venido hablando durante todo este año: el caso León de Troya, que compromete a los más allegados de Guillermo Lasso y a él mismo, por lo que se ha denunciado.
Si se han demorado “tan poco” para llegar a estas conclusiones, detenciones y show mediático algo no está bien. Si como dice la Fiscal, lo que pasó con Norero fue el inicio de todo, ha pasado más de un año y por lo que ha pasado este 2023 bien pudieron parar a toda esa supuesta banda criminal para que no siga haciendo de las suyas. ¿Es bueno regocijarse de hacer un operativo de esa espectacularidad más de un año después y mientras tanto muchos asesinatos, tráfico y dinero han corrido por todos estos meses?
Lo segundo sigue poniendo en duda la razón de este tipo de operativos: llenos de espectáculo, gente señalada y estigmatizada que luego resulta inocente, etc.
Pero lo de fondo es otra cosa: fueron por la cabeza de Wilman Terán, a quien no les cae bien que haya llegado a dirigir el Consejo de la Judicatura y era quien llevaba el concurso para renovar a los jueces de la Corte Nacional. ¿Se imaginan ustedes si este señor Terán ya hubiese sido señalado anteriormente como parte de una banda criminal, le habrían dejado instalarse en la presidencia de la Judicatura? No, jamás. Si fue uno de los jueces del caso Sobornos, por tanto, era de los suyos. Pero ahora, que ya no coincide con ese aparato judicial y mediático, entonces va preso. Ese parecería ser el sentido real de todo esto. Y ojalá nos equivoquemos y tengan todas las pruebas para que no queden, como en otras ocasiones, en el ridículo.
Y hay algo más que nos atrevemos a pensar en voz alta: hoy por hoy, tras lo que dice el embajador de EE. UU. todo indica que quien realmente conduce las investigaciones, define a quién detener y a quien dejar libre es precisamente esa legación diplomática. Ya son demasiado evidentes todos los indicadores de que es así. Y si es así, entonces también hay otro tema en discusión: NO PERMITIR QUE LA CORTE NACIONAL DE JUSTICIA aborde los casos donde se involucró, en tiempo récord y sin pruebas, al expresidente Rafael Correa. ¿Y para eso quieren poner a los jueces que la embajada y la Fiscalía decidan? PUNTO