Editorial de Radio Pichincha
Desde hace un mes tenemos zozobra y expectativas. No faltan razones, pues invadir una embajada, ingresar violentamente y bajo un justificativo para nada “justificable” es un hecho grave, que traerá consecuencias, más allá de la subestimación que se quiere aplicar desde el relato oficialista.
Pero hay lecciones y una serie de procesamientos a considerar.
La principal lectura y quizá la más grave es el reconocimiento oficial, del gobierno de Daniel Noboa, ante la Corte Internacional de Justicia. El 1 de mayo dijo el representante ecuatoriano que se trató de un hecho “excepcional e irrepetible”. Con eso, en la práctica, hubo un “autogol mundialista”. En otras palabras, si un ciudadano asesina a su esposa, va a juicio y dice que por “excepción” mató a su mujer y que no lo volverá a repetir. Si es así, bajo la lógica del gobierno ecuatoriano, el tribunal debería perdonar y pasar la página. Y YA. Pero en el mundo las cosas no se entienden ni se deben entender así.
Solo por un momento imaginemos que una patrulla militar ecuatoriana ingresa a territorio colombiano o peruano, regresa con unos procesados colombianos o peruanos en Ecuador. Ni Bogotá o Lima aplaudirían o nos felicitarían. Todo lo contrario.
La segunda lección es la que está en marcha y que podría ser un pésimo precedente para futuras acciones: al gobierno parece que “le vale” haber violado convenios internacionales, de los cuales es suscriptor como Estado. Y eso, no siendo poca cosa, nos deja muy mal para futuras relaciones de todo tipo en el contexto mundial. ¿Quién puede confiar en un país que es capaz de meterse en su casa o embajada?
Otra lección es que el fin no justifica los medios usados. Dirán lo que quieran, pero a un asilado político no se le puede secuestrar de un territorio extranjero. NO importa, para nada, el argumento político, porque legalmente no se justifica. Mucho más cuando al momento del secuestro a Jorge Glas, NO HABÍA UNA ORDEN DE PRISIÓN EN SU CONTRA, como queda registrado en la audiencia de solicitud de Hábeas Corpus.
Y finalmente, hay una lección muy potente: LAS RELACIONES INTERNACIONALES, CON CUALQUIER ESTADO, en tiempos de globalización, SON VITALES PARA NACIONES GRANDES COMO PEQUEÑAS. Haberse metido con México no es para nada un favor ni un mérito de nadie ni del más avezado de los estrategas o consejeros que concibieron la idea, la fatal idea.
Pasarán los años y veremos la gravedad del tema. Ese 5 de abril queda registrado como un día nefasto para la historia del Ecuador, incluso solo comparado con ese día de abril donde Lenín Moreno autorizó la entrada de policías británicos a la embajada en Londres para llevarse a Julian Assange que no tenía ni una sentencia ni nada y hasta ahora ni siquiera ha sido sentenciado, después de seis años. Y sigue preso. PUNTO