Diego Pozo reprochó que luego de 6 días de estar retenidos, el Snai ni siquiera tenía informes ni datos exactos de cuantas personas fueron las secuestradas en los centros carcelarios.
Diego Pozo, abogado de la Asociación Nacional de Servidores Penitenciarios del Ecuador (Asoserpen), destacó que existe una omisión del Estado y abandono institucional por parte del Servicio Nacional de Atención Integral a Personas Adultas Privadas de la Libertad y a Adolescentes Infractores (Snai) hacia el personal que labora dentro de las cárceles.
Pozo explicó que, a raíz de la retención de los guías penitenciarios por parte de privados de libertad en diferentes centros penitenciarios, se planteó un Hábeas Corpus correctivo a fin de que el SNAI garantice la seguridad del personal, brinde capacitación y herramientas para cumplir con su labor.
Diego Pozo lamentó que pese al trauma que vivieron los guías penitenciarios, hasta ahora no les haya presentado el apoyo médico y psicológico, sino que más bien se les este obligando a continuar cumpliendo sus turnos en las mismas cárceles donde estuvieron secuestrados.
“Existen informes del Ministerio de Trabajo que catalogan al puesto de trabajo como peligroso, tóxico e insalubre, pero nada se hace de parte del Snai para cambiar esta realidad”, puntualizó.
El abogado alertó que, en el 2021, por ejemplo, el Estado le quitó al Snai el poco armamento que tenía destinado para los guías penitenciarios, para entregarle al Comando Conjunto de la Fuerzas Armados.
“Hay miembros de unidades especiales que realizan traslados de los privados de libertad para traslados y no tienen armas, pero se les exige que den seguridad penitenciaria”, aseveró.
Diego Pozo reprochó que luego de 6 días de estar retenidos, el Snai ni siquiera tenía informes ni datos exactos de cuantas personas fueron las secuestradas en los centros carcelarios.
“Hasta el viernes que se realizó la audiencia no existía información, no teníamos idea de la cantidad exacta de personas retenidas”, remarcó.
Pozo mencionó que por ahora los guías penitenciarios solo están armados de valor y buenas intenciones porque el Estado los abandonó.