Editorial de Radio Pichincha
Por más esfuerzos que hagan los adláteres de la ignominia y el odio, la sesión de ayer en la OEA ojalá les haga recapacitar en dos direcciones:
1.- NO solo bastan las disculpas con México. Corregir, enmendar y no volver a cometer el grave error es urgente. Y al mismo tiempo asumir lo que dijo el secretario de la OEA: devolver a Jorge Glas a su condición de asilado político y facilitarle su salida del país.
2.- La diplomacia ecuatoriana¡, bajo el mando de la actual canciller y del presidente Daniel Noboa, da pena y hasta vergüenza. Si ya “metieron la pata”, con la peor barrabasada de la historia (solo comparada con la que hizo Lenín Moreno con Julian Assange), al menos tengan la decencia de hacer una exposición a la altura de las circunstancias o simplemente quédense calladitos.
El mundo entero condena la estupidez y no hay un solo país que aplauda la invasión a la embajada. Incluso, tras ver los videos que exhibió ayer el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, de cómo violentaron puertas y arrastraron a Glas y al jefe de la diplomacia Roberto Canseco, el gobierno de EE.UU. ha sido más categórico en su pronunciamiento.
Seguro que el embajador gringo acá no contó toda la verdad. Ahora, en Washington observaron los videos y entendieron la magnitud de problema en el que les metió y nos metió una mente que no mide consecuencias en su afán de cuidar su imagen y ganar, “cueste lo que cueste”, una elección y una consulta.
Aunque la mafia mediática y los “analistas” políticos quieran sostener el odio por encima de las instituciones internacionales, el mundo nos mira con sorna y hasta con cierto desprecio.
Ya no somos el hazmerreír por las bobadas de Moreno o Lasso, sino que hemos entrado en un terreno del que pocos salen: LA DESCONFIANZA MUNDIAL. Nadie puede tener confianza en quien abusa del poder, quien violenta las convenciones, quien se cree por encima de todo y de todos, quien subyuga la razón por la vanidad y la codicia. PUNTO.