La Asamblea General de la ONU dispuso ayer un proyecto de resolución para oponerse a la medida adoptada por los Estados Unidos de reconocer a Jerusalén como capital de Israel y trasladar allí su base diplomática. La votación fue clara: 128 países votaron a favor, 9 en contra y 35 se abstuvieron.
Un porcentaje altísimo de los estados miembros de Naciones Unidas mostraron el desacuerdo con la decisión unilateral tomada por el presidente estadounidense de otorgar un cheque en blanco al gobierno de Benjamin Netanyahu para ocupar de manera más drástica la ciudad santa de Jerusalén.
La respuesta desde los países musulmanes ha sido vehemente y la comunidad internacional insiste en la necesidad de resolver el conflicto palestino-israelí de una manera dialogada entre ambas naciones.
Tras haber vetado un intento de que el Consejo de Seguridad se pronunciara sobre esta medida, Nikki Haley, la embajadora estadounidense amenazó con cortar el financiamiento de las Naciones Unidas y el resto de sus agencias, además de sancionar a los países que se muestren díscolos con Donald Trump.
Haley dijo que los Estados Unidos recordarán este día en el que fueron agredidos en Naciones Unidas cuando los países golpeen a su puerta para pedir ayuda.
El temor por una escalada de violencia descontrolada en los territorios ocupados es lo que lleva a que una importante mayoría de países exijan una solución duradera y consensuada para que cese la violencia en Gaza y Cisjordania.
Los países que se sumaron a Estados Unidos e Israel para oponerse a la medida fueron Guatemala, Honduras, Togo, Micronesia, Nauru, Palau y las Islas Marshall.