Editorial de Radio Pichincha
Hace unos días atrás señalábamos en este espacio que el marketing no puede reemplazar la acción pública y política. Es más, para cualquier consultor lo primero es el hacer y luego el marketing, sin el hacer bien no sirve ninguna publicidad, porque la gente lo sabe y castiga.
Y ahora, el gran estratega de la segunda vuelta electoral del candidato de CREO lo confiesa: “Lasso fue un candidato nuevo. Un fenómeno del marketing, parecía un pibe novedoso, pero cuando llegó al Gobierno se convirtió en el presidente que es y se derrumbó”, afirmó Jaime Durán Barba.
De paso, este consultor ha demostrado, una vez más, que es bueno para construir candidatos, pero pésimo para asesorar a gobernantes. Ya lo hizo con Jamil Mahuad, luego con Mauricio Rodas y ahora con Guillermo Lasso.
La afirmación de Durán Barba no le resta su responsabilidad con el país, porque siendo ecuatoriano sabía -todo consultor lo sabe- que no era el Presidente que requería un país como el nuestro. Que no venga ahora la lavarse las manos diciendo que hace su trabajo, que no tiene responsabilidad ya en lo que pasa después.
Ahora bien, lo ha dicho claro: Lasso fue un fenómeno del marketing. Los zapatos rojos, los tiktok, etc., no reemplazan ni llenan las carencias de un mandatario perdido en sus delirios y en sus denuedos de grandeza. Y cómo cree que eso le dio resultado, es decir el marketing, sigue en lo mismo. Hoy mismo se cumple la semana de plazo que les dio a los policías para encontrar con el subteniente femicida Germán Cáceres. ¿Se cumplirá su promesa? ¿Repite el mismo error o pose impostada de Lenin Moreno cuando puso plazo para que Wacho devolviera a los periodistas de El Comercio?
Duele decirlo, pero no, no pasará nada. Hablar no cuesta nada. Cumplir es de estadistas y de líderes sabios y responsables.
Hoy por hoy Ecuador enfrenta un dilema cargado de decepciones: creer en el mandatario o simplemente asumir una equivocación de un poco más de la mitad del electorado. Pero obviamente esa segunda opción tiene una salida, democrática y constitucional, con la cual ya empiezan a jugar las cartas los poderes fácticos y cierta embajada.
Si Durán Barba tiene algo de influencia todavía en Lasso bien le podría sugerir u ordenar que tome la decisión más responsable con la historia, con su familia, con el país y por su salud nos devuelva la oportunidad de corregir, pedir disculpas a quienes votaron y creyeron en él y salvar a los 18 millones de ecuatorianos y ecuatorianas del peor desastre de toda época democrática de esta nación.