El miércoles se realizó frente al Supremo Tribunal Federal (STF) de Brasil una manifestación de miles de personas pidiendo que se anulara el impeachment que desalojó a Dilma Rousseff del gobierno, en favor de Michel Temer por imposición del Congreso de los diputados.
Se presentaron cien mil firmas y los manifestantes que consideraron el juicio político un golpe de estado parlamentario, esperan juntar un millón 300 mil, que representa el 1 % de los votantes empadronados en Brasil.
Rousseff agradeció a quienes se manifestaron y reiteró que los golpistas atentan a diario contra la soberanía de Brasil y el Estado Democrático de Derecho. Lo ha dicho luego de que el Tribunal de Cuentas de Brasil (TCU) que embargó los bienes de la presidenta y otros miembros del Consejo de Administración de Petrobras. Por un delito presuntamente ocurrido en 2006 cuando Dilma era ministra de la Presidencia del gobierno de Lula Da Silva.
La persecución por los líderes del Partido de los Trabajadores es extensiva a los hijos. Rousseff criticó que la policía hubiera entrado en la casa del hijo de Lula, el martes buscando drogas y denunció que esto forma parte de una campaña de desprestigio y persecución que conduce Michel Temer para evitar que el expresidente pueda presentarse el año próximo a las elecciones presidenciales.
La mandataria lamentó el uso político de las instituciones brasileñas que llevan a un clima de “excepción” que podrían fomentar un nuevo “fascismo”.