Es paradójico que seguimos viendo que pasa con Pachakutik y el correísmo, cuando en los dos grandes paros está la respuesta a la dinámica del sistema político en su generalidad, agregó.
Franklin Ramírez, sociólogo e investigador, destacó que no se puede leer junio de 2022, sin entender octubre de 2019, porque ambas tienen una potencia plebeya enorme que rebasa a los partidos políticos actuales.
“Los dos grandes paros del siglo XXI han sido con autonomía de los partidos populares frente a gobiernos devastadores socialmente”.
Indicó que las movilizaciones mostraron una fuerza que puede reacomodar el escenario político para resolver la crisis de representación e incapacidad de actores tradicionales de jugar a la oposición.
“Es paradójico que seguimos viendo que pasa con Pachakutik y el correísmo, cuando en los dos grandes paros está la respuesta a la dinámica del sistema político en su generalidad”.
Manifestó que esta nueva fuerza está renaciendo ante la ausencia del Estado, que ya no pasa por la ineficiencia, sino por una decisión política que llega desde muy arriba para paralizar las Instituciones Públicas, de ahí que existen 13 ministerios que solo han ejecutado el 30% de su presupuesto.
“Hay una decisión de no invertir, de inmovilizar a la función pública, no es una simple desidia sino una decisión deliberada de no activar la gestión pública”.
Mencionó que el estallido social de alto respaldo ciudadano logró colocar diez puntos en la agenda para sobrevivir a la brutalidad del cambio de escenario económico, sin embargo reconoció que ante los escasos avances del diálogo y la parálisis de la gestión pública, las expectativas se diluyen.
Puntualizó que en este panorama, es Leonidas Iza, quien a partir de junio de 2022, ganó representación popular, convirtiéndose en el actor más significativo de oposición al régimen por sobre las dudas de la Revolución Ciudadana, Pachakutik y las ambivalencias del Partido Social Cristiano.
“Iza, el paro nacional y la Conaie se colocaron como vehículo de representación popular y de negociación con el Gobierno”.
Aseveró que la crisis de legitimidad de un régimen se profundiza cuando hay una alternativa política de verdad en frente, pero esta última no termina de configurarse: “Esto explica lo que está por venir y los actores no terminan de ver, anticipa la crisis y algo nuevo que se está forjando y será la palanca que reacomode al país en términos democráticos y progresistas”.