Víctimas de escopolamina relatan sus experiencias, tras ser drogadas en locales de entretenimiento.
Punto Noticias.- La noche en que lo iban a drogar con escopolamina, Juan Y. se encontró con tres amigos. El plan era ir a la Plaza Foch, tomar unas cervezas, bailar y beber un poco. En la discoteca vieron a dos chicas solas. Las invitaron a bailar. Ellas se negaron, pero luego aceptaron.
Estuvieron moviendo el cuerpo al ritmo del reguetón y las miradas coquetas. De pronto, llegó un amigo de las chicas y pidieron más cerveza. “Vamos a mi departamento a tomar. Allá pasaremos más tranquilos”, dijo una de ellas. Y todos, entre los 25 a los 30 años, asintieron.
El amigo de las chicas estaba en su carro: una camioneta Ford 150, color negro. Juan Y. se trepó ahí con sus amigos. El carro arrancó, pero el conductor frenaba cada tanto, se bajaba de la camioneta con una jarra de licor y servía la bebida.
Juan Y. y sus amigos tomaron. Se empezaron a sentir mareados, como borrachos, como dormidos. A uno de ellos lo llevaron a un cajero automático y le hicieron retirar el dinero. Y luego todo se oscureció en su cabeza.
En la madrugada, la Policía encontró a los cuatro chicos, uno encima del otro, en el parque Italia. No tenían celulares, billeteras ni tarjetas. El chico, que perdió todo el dinero en el cajero, estaba golpeado. Los otros, mareados. Los paramédicos les dieron primeros auxilios y los trasladaron al Hospital Pablo Arturo Suárez.
“Los doctores dijeron que, si nos daban una dosis más, nos hubiese dado un paro cardiaco”, dice Juan Y. entristecido.
Investigación: 27 hombres están desaparecidos
El mayor de la Policía, Fernando De La Torre, jefe nacional de personas desaparecidas subrogante, señala que, en lo que va del año, 119 hombres desaparecieron en Quito. De ellos, se localizaron a 92 personas y se encuentran en investigación 27 casos.
Mientras que, a nivel nacional, 523 hombres desaparecieron. De ellos, 363 fueron localizados y 160 casos están en investigación. Además, menciona que, en casos de desapariciones involuntarias, relacionadas con hechos delictivos y de inseguridad, las personas desaparecidas son abandonadas en las periferias de la ciudad.
“A veces los dejan en Guamaní, en la Pulida o en la avenida Simón Bolívar, que es amplia. Ahí les dejan a las personas desaparecidas”.
Muchos de estos casos ocurren en discotecas o lugares de entretenimiento. Las víctimas ahí son abordadas por hombres o mujeres, que los drogan con escopolamina para robarles. “De estos casos, a nivel nacional, tenemos 21 de desaparición involuntaria, para robarles”, menciona De La Torre.
Uno de los últimos casos es el del joven de 30 años, Hernán Fabricio Mendoza. El desapareció la noche del viernes 26 de enero, tras asistir con un amigo a un local en La Pradera, norte de Quito. Cerca de las 23:00, Mendoza fue abordado por dos sujetos que lo drogaron y lo subieron a un taxi para robarle.
El martes 27 de febrero del 2024, su cadáver fue localizado en las orillas del río Guayllabamba. Según las investigaciones, Mendoza falleció tras ser drogado con escopolamina y recibir una puñalada en el tórax.
Ya no salen
Jéssica señala que su hermano Juan Y., tras ser drogado con escopolamina, ya no sale a discotecas. Ahora se junta con sus amigos en una casa, y ahí disfrutan de un momento ameno. “Tiene un poco de miedo de salir a bailar, después de lo que le pasó”.
Algo similar sucede con Roberto B. Él tiene 37 años y fue drogado en El Pintado. “Estuve con dos amigos y nos dieron escopolamina dentro de la discoteca. Creemos que fue el bartender porque no compartimos con personas ajenas en el bar”.
Roberto señala que, la noche que los drogaron, a uno de sus amigos le robaron el celular y USD 200. Sin embargo, lograron llegar a sus casas. “Ya no salgo mucho. Me da un poco de miedo. Y cuando salgo, prefiero ir a la casa de algún amigo y quedarme ahí”, señala Roberto.