Editorial de Radio Pichincha
En menos de una semana fueron detenidos en la frontera estadounidense mexicana, más de 1500 ciudadanos ecuatorianos. Todos querían llegar al país norteamericano. Y para eso realizan esas travesías que en muchos casos terminan en muerte, deudas inmensas y dramas familiares incontables.
Si todo está bien, si el país vive el reencuentro, la recuperación económica y, supuestamente, ya hay viviendas y empleos a millares surgir, ¿por qué se van?
La pregunta siendo retórica cualquiera se puede imaginar la respuesta. Pero ahora, gracias a la mafia mediática, el problema es de los “TONTOS”, de los “ILUSOS”, de los “DESPISTADOS”. Incluso llegan a decir: si se van que se vayan, nadie les empuja, es su soberana decisión y si se mueren en eso nada tiene que ver el gobierno”.
Así como lo escuchan. Así hablan esos periodistas radiales que apoyaron la campaña de casi 10 años de Guillermo Lasso y ahora le cobran la factura.
No se puede ser tan básicos y elementales para acusar a la gente de que se va porque es casi, casi, casi: IDIOTA. Pero esos son los que se autodenominan quiteños de bien, libres e independientes, entre otras hierbas.
AQUÍ LO QUE CUENTA NO ES A DÓNDE VAN NI CÓMO SE VAN. Aquí lo que cuenta es DE DÓNDE SE VAN esos miles de ecuatorianos y ecuatorianas.
Se van del país que no da oportunidades.
Del país que vive la peor violencia criminal de la historia.
De la nación que rompe récords de desempleo y de reducción de inversión social.
Eso nomás, como si fuese nada. ¿O ya se olvidaron esos aduladores que hace algunos años los migrantes de Europa y EEUU volvían al Ecuador porque encontraban oportunidades y opciones para sus hijos que, nacidos en el extranjero, podían estudiar y trabajar por acá?
Las cifras lo dicen todo: más de 100 mil ecuatorianos se fueron este año 2022 y no volvieron. No es cualquier cifra. Es más: si en Europa no exigieran visa, sin duda alguna esa cifra se triplicaría.
Pero del tema no le oímos ni una sola palabra al Primer Mandatario (ahora en México), menos aún a quienes tienen a su cargo la atención al migrante en la Cancillería.
Y, por si fuera poco, esa cancillería dice que atiende a los estafados por el señor Ramiro Cueva, supuesto periodista lojano, de la agencia de viajes Ecoteltravel. Pero esos mismos estafados lo desmienten.
Así estamos, reviviendo la dramática situación de la emigración de los años 90 y principios de este siglo, como si nada, como si fuese un dato más del paisaje. PUNTO