Esto, a pesar de las múltiples denuncias de moradores de Monte Sinaí sobre cobro de extorsiones a sus viviendas y negocios.
Una nueva investigación del medio internacional, BBC, develó las amenazas y extorsiones que se reportan a diario en contra de varios ciudadanos en Ecuador. En este reportaje se muestran los testimonios de varios moradores de Guayaquil que denuncian “cobros” por parte de las bandas criminales para poder trabajar, estudiar o simplemente para no ser atacados.
Entre los testimonios que se publicaron están los de varios dueños de negocios de comidas, ferreterías y más que denuncian visitas, mensajes y llamadas con amenazas de muerte si no se paga una “contribución” a organizaciones criminales como Los Choneros, Lobos, Lagartos, Tiguerones y Choner Killers.
Pero, los dueños de negocios no serían los únicos afectados por las extorsiones, en la investigación también se detalla a varias familias pobres de Monte Sinaí que también son amenazados por estas bandas y pagarían contribuciones según su estatus: USD 2 por semana a las familias pobres; USD 5 a los puestos callejeros que venden jugos y frutas, USD 30 a las tiendas de víveres y USD 60 a las ferreterías. Los únicos que no pagan son los ancianos que viven solos.
Por su parte, el general de la Policía Nacional, Víctor Zárate, manifestó que no “está al tanto” de que las bandas criminales cobren “vacunas” a familias pobres de Monte Sinaí.
«Las extorsiones denunciadas son a negocios, farmacias, cadenas que generan recursos que pueden aportar. Pero a una familia pobre difícilmente la extorsionan».
En Monte Sinaí existen casa marcadas, las cuales detallan si están cuidadas o no por estas organizaciones delictivas, pero el general Zárate indicó que las casas pintadas pueden tener dos explicaciones: «O que hay extorsiones o que la casa dispone de un sistema de vigilancia».
Para Zárate, la única forma de evitar este tipo de extorsiones es denunciar las amenazas ante la Fiscalía, aunque varias víctimas alertaron que cuando intentan poner su denuncia no son atendidos por las autoridades locales, o desisten porque los funcionarios explican que no pueden “hacer mucho” porque los mensajes llegan de números internacionales o no existe una tipificación clara en estos delitos.
«Sé que hay mucho temor, mucho miedo. Y sobre la base de este miedo, estas mafias se organizan y otros grupos delictivos menores se toman el nombre de estas organizaciones para hacer de las extorsiones su parte de ingresos económicos», explicó.