El dinero se destinará a proyectos como la interconexión entre el archipiélago de las Cícladas, la adopción de tecnologías digitales en pequeñas y medianas empresas, y al refuerzo de políticas en el mercado laboral para incrementar el empleo a tiempo completo.
Para agosto la CE tiene previsto continuar la concesión de los financiamientos a los países que cumplan los requisitos de aprobación pertinente.
Además, pretende emitir durante 2021 unos 80 mil millones de euros en bonos a largo plazo para financiar las transferencias directas y los préstamos del fondo de recuperación comunitario por la pandemia.
Previo a la llegada de la pandemia de la Covid-19, Grecia presentaba una difícil situación económica cuyos principales acreedores -UE, CE, Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional-, impusieron duras condiciones para el otorgamiento de préstamos y exigieron al Gobierno heleno la aplicación de medidas de ajuste social.
Entre ellas, las incluidas en el programa de pensiones y jubilaciones, y en el área de la salud. Con esas medidas de austeridad aumentó el desempleo, disminuyó el poder adquisitivo de los trabajadores, y se incrementó el endeudamiento general.
Además, los prestamistas impusieron al país un superávit fiscal primario del 3,5 por ciento del Producto Interno Bruto en 2020, precisamente en un año en el cual la situación sanitaria ocasionó una crisis económica global.