Editorial de Radio Pichincha
Ya son varios casos donde jueces, incluso de tercer orden, se imponen al Primer Poder del Estado, con resoluciones y maniqueas sentencias que solo dan cuenta de una cooptación política dirigida a ciertos intereses, particularmente gubernamentales.
¿Sorprende? No. ¿Fastidia? Si, al punto que naturalizar esas barbaridades parecería ser el propósito de los Aparicios.
Lo que no podemos dejar de denunciar es el manoseo judicial sobre causas y procesos donde no caben una interpretación. Pero hay algo más grave: las decisiones de la Asamblea Nacional, por ejemplo: en juicios políticos, por qué tendrían que pasar por las manos de jueces, que no están limpias y, todo indica, se llenan de dinero, de prebendas y de ciertos privilegios. Y no hablamos de memoria. Bastaría recordar a dónde fueron a parar los jueces que sentenciaron casos políticos bajo el mandato de la mafia mediática y el aparato conservador de la derecha ecuatoriana.
¿O ya nos olvidamos de que cuando no les gusta la decisión de un juez hasta lo meten preso? ¿Habrase visto tamaña barbaridad?
Claro, ahora que la suspensión de un asambleísta majadero, misógino, machista, violento y cargado de sospechas de su pasado y presente político, la dio el pleno de la Asamblea, resulta que un juez la retira. Así como si nada. Y el supuesto periodista ahora asambleísta hace gala de su manoseo político con la justicia. Lo mismo que hizo el abogado Hernán Ulloa, supuestamente presidente del Consejo de Participación.
En otras palabras: estamos con la peor justicia del mundo. Tan así que muchos expertos han pedido hacer borrón y cuenta nueva. Aunque en realidad no sabemos si la cura es peor que la enfermedad, pero en la práctica estamos ante un estado de indefensión total.
Mientras se ocupan, ÁGILES Y VELOCES, de los casos políticos y los resuelven más rápido que el rayo, miles, pero miles de casos, de gente inocente, pobre y desamparada, están en el fondo y al rincón de las prioridades. Y eso no solo que es una JUSTICIA TERRIBLE, sino que muestra la calidad humana y ética de muchos jueces, que hoy están del lado del gobierno y mañana estarán de otro, pero jamás de la ley, de la pulcritud cívica y menos del derecho.
Tal como estamos, bien jodidos, parecería que podrían pasar muchas cosas más, como por ejemplo, ya quisieron en su momento cambiar la decisión popular sobre un candidato elegido o una autoridad designada y hasta posesionada en el cargo.
TODO PARA MAL Y PEOR. PUNTO