Editorial de Radio Pichincha
Muchos pensaron que a Lenín Moreno no le superaría nadie, ni como el peor presidente de la historia, ni como un espécimen de la peor calaña. Hubo, incluso, especialistas que lo calificaron de psicópata político. Es decir, un fenómeno en el que no cabía ni la compasión por sus víctimas y mucho menos la empatía con quienes requerían de su apoyo o comprensión en su calidad de Jefe de Estado.
Pero ahora vemos a ese mismo fenómeno multiplicado por tres o por cuatro, en otro personaje que cada día se supera así mismo, con creces y con una dosis de cinismo. Y podría pensarse que exageramos, que cargamos demasiado las tintas o simplemente no medimos las consecuencias de decir la verdad o de señalar en blanco y negro nuestra realidad.
Lo ocurrido este fin de semana es una gota más, que ni derrama ningún vaso, pero requiere de un análisis en la línea de lo dicho anteriormente. Revocar, así como suena, REVOCAR el permiso para que los globos puedan volar sobre la zona de la Mitad del Mundo, sin ningún solo argumento técnico, con argucias legales, desde el puro odio y envidia ha retratado con más profundidad al actual régimen.
Sus integrantes, los de actual régimen y su mafia mediática, son como El perro del hortelano: no come ni deja comer. Y eso, tal cual la obra de Lope de Vega, da cuenta de una condición impúdica de quien la ejerce. Recordarán ustedes que, en la comedia del dramaturgo español, la condesa Diana no puede amar a Teodoro y por eso, no le deja amar ni ser amado por cualquier otra persona.
Más de una vez el titular del actual régimen hace lo mismo, pero al suspender el festival de globos dejo en claro que no tendrá límite la miseria política con la que persiguen, ofenden, injurian y hostigan a quienes consideran sus rivales políticos. Al menos Lenín Moreno daba la cara y sin vergüenza alguna decía sus barbaridades. Ahora, ese titular del régimen usa a sus empleaduchos, a sus tinterillos y a algunos funcionarios judiciales para ejecutar muchas irregularidades. Para eso tiene a los Aparicios, a los Ulloa, a los Hijos Bobos, a los Pelagatos, a los Villavicencio. Y cuando da la cara siempre le echa la culpa a otro.
Revocar el permiso del Festival Internacional de Globos es un atentado contra la gestión de una autoridad provincial que ha hecho lo que el Gobierno actual es incapaz de generar: reactivación económica, entretenimiento para el pueblo y una cadena de eventos que movilizan la sensibilidad y las emociones en tiempos de inseguridad y de miedos colectivos. Para el titular del actual régimen es más importante poner a los policías y militares en las calles, imponer estados de sitio, toques de queda, juicios por doquier, estigmas contra quienes se oponen a la consulta, antes que valorar otras formas y políticas de unidad nacional y de cohesión social.
Lastimosamente para sus propósitos, la gente identifica y diferencia bien cuando lo que se hace con “mala leche” siempre se paga. ¿O ya se olvida que el feriado bancario, con la consecuente emigración, trajo después una crisis política que la gente castigó con un proceso constituyente para recuperar la dignidad de una Patria resquebrajada?
La miseria política, por cierto, siempre paga y trae malos ratos a quienes la ejercen. Lo que hoy es una victoria pírrica, ya veremos cómo se transforma en un castigo en febrero próximo, ni más ni menos. PUNTO